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Mostrando entradas de noviembre, 2014
ENTRE LA VERDAD Y LAS MENTIRAS Juan Ramón Martínez Los hondureños, fruto de subdesarrollo que nos afecta en todos los niveles de la existencia, exhibimos muchas dificultades. La primera de ellas, fruto del escaso nivel emocional y psicológico de los hondureños juzgados colectivamente, es la escasa percepción real de la realidad. La mayoría de nuestros compatriotas – pese que nunca antes habíamos recibido de parte de medios de comunicación más información de aquí y de allá, de la buena y de la no sirve para nada—no tiene conciencia de su entorno, más allá de lo propio, cercano y mezquino. Los conceptos generales sobre inseguridad, atraso, pobreza, escasa influencia en el mundo externo, discreto menosprecio hacia nuestro pueblo; y su gobierno, son incomprensibles para las mayorías. Al cual, en forma perversa se le mantiene en la ignorancia, incluso atrapado en aulas escolares por más de dos cientos medios días, que es la “meta” que Escoto se lleva a boca como gran é
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RESCATE DEL CONGRESO Juan Ramón Martínez La joven politóloga guatemalteca, Gloria Álvarez, que pronunciara el más interesante discurso en el encuentro de la juventud parlamentaria del mundo hispano, nos ha dado importantes lecciones que vale la pena considerar. La primera de ellas, tiene que ver con la debilidad del sistema de representación democrática, en donde los diputados, en vez de tutelar, proteger y defender los intereses de sus representados, más se dedican con gozosa desmesura, a defender los intereses de sus patrocinadores financieros, congratular a quienes les financiaron la campaña; y a ponerse de rodillas, ante quien los hizo personalidades con méritos artificiales para llegar al Congreso Nacional, al Poder Ejecutivo y a los Tribunales de la República. Esta crisis de la no representación en que el elegido o nombrado cree que no tiene obligaciones morales con sus electores, es lo que más debilita al sistema democrático electoral. Ante lo cual, debemos hacer esfue
CRÍTICA E IRRESPONSABILIDAD Juan Ramón Martínez El escaso desarrollo educativo, la reducida madurez psicológica promedio de los hondureños; y el clima de intolerancia que ha privado entre nosotros, ha dado como resultado una actividad crítica muy pobre. En algunos casos, incluso inexistente. Por esa causa es que, ahora que los problemas de la población, las dificultades de la sociedad y las crisis del sistema económico, caminan por un lado de la calle, mientras el análisis crítico lo hace por el otro. De allí que, por ejemplo, en este momento en que el gobierno brasea en la crisis mayor de los últimos cien años, en que el sistema económico esta contraído; y que crece el desempleo, la crítica política, en vez de enfocarse en la resolución de esas dificultades, mas bien se engolosina, como escolares en controversias ratoniles – Zelaya tiene razón en esto – sobre la distribución de las migajas del “poder”, en el goce de los beneficios de unos pocos cargos públicos. En
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LA “MOLOTERA” DE LIBRE Juan Ramón Martínez A muy pocos nos ha sorprendido el conflicto entre los diputados de Libre. Lo que sí, llama la atención, es el calor apasionado de la controversia, los motivos elementales de la misma; y el escaso peso específico que juega Zelaya como líder caudillo y “propietario”, de este joven partido político. Las pasiones desbordadas, casi incontrolables, forman parte de la naturaleza del “discurso” interno --- si cabe el término – que ha hecho del cuestionamiento en contra de la autoridad la esencia de la naturaleza personal de sus miembros. Históricamente, Libre es la expresión de una revuelta interna del Partido Liberal, en donde un sector encabezado por Zelaya, puso tienda aparte, inicialmente no por motivos ideológicos; sino por pequeñas diferencias parecidas a las que hoy empiezan a manifestarse en su interior. Como una repetición de la falta de unidad interna, de la acumulación de sectores no consolidados en su interior, porque lo único que los
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OFICIO DE HONRADOS Juan Ramón Martínez No se puede ser periodista si no se es una persona honrada. Y si no se busca constantemente la verdad, para sentirse, muy cerca de ella, siquiera. Estas ideas no son propias, sino que expresión de muchos de los que, conocieron a Ben Bradlee; y que le interrogaron, sobre cómo quería ser recordado. Acaba de morir, a los 93 años en Washington, donde durante muchos años dirigió al Post de los mejores tiempos: el de los papeles del Pentágono y el que mostró que Nixon no era un hombre de confianza, porque desde el poder creía que estaba autorizado para actuar, caprichosamente, fuera de la ley. En la ocasión de su muerte, sus amigos, muchos que fueron sus dirigidos, le han recordado como un hombre que exigía fidelidad a los hechos, que no le temía a la verdad. Todo lo contrario. Creía que había que buscarla, no en las suposiciones, sino que en los hechos. Cuando descubría que sus reporteros hacían suposiciones a partir de generalizaciones, rea