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RIXI, PRESIDENTE

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 Juan Ramón Martínez Vista la configuración del “bloque revolucionario”, con Mel dominando la estructura del poder y controlando los órganos electorales, apoyado por Carlos Flores y Nasry Asfura, líder del Partido Nacional, es probable que, si no ocurre nada excepcional, haya que aceptar que el PLR, ganará la próxima elección. Y por consiguiente, es obligado, para beneficio colectivo, imaginar un escenario de esta nueva realidad. En primer lugar, hay que decir que la estructura social, económica y política, no está preparada para un segundo periodo de los “peleros” del PLR. Porque el hundimiento que experimentará Honduras – más que tres huracanes Mitch en términos físicos – es algo inédito que, requiere mucha imaginación para anticipar siquiera. La polarización creada por los partidos, configurada en “un día después” de las elecciones muy singular. Incrementó fuga de capitales, movilización de los ahorros en dólares en línea hacia afuera. Cierre de sucursales de bancos extranjeros. Los

CONFIABILIDAD DE LOS ORGANOS ELECTORALES

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 Juan Ramón Martínez La independencia de las entidades electorales, la profesionalidad de sus dirigentes, dan confianza que se respetará la soberanía popular. En Honduras, el camino ha sido largo. Al principio, en el siglo XIX, en las elecciones, el elector, votaba públicamente; diciendo en alta voz el nombre de por quien lo hacía. Frente al Cura, el Alcalde Municipal y el Comandante. La libertad era imposible. Además, cómo no había partidos; ni el gobernante aceptaba ninguna discusión sobre su mandato y menos sobre la conveniencia o no que continuar en el ejercicio del poder, no había más que un candidato, el oficial. Ferrera se reeligió, Guardiola y Medina, lo hicieron sin ninguna dificultad. Hasta 1903 que concurrieron dos candidatos: Juan Ángel Arias y Manuel Bonilla, del Partido Liberal, fundado por Céleo Arias y Policarpo Bonilla, el primer caudillo civil que continúo enturbiando la vida nacional y empujando dolorosas montoneras. En 1924, hubo elecciones democráticas. Ganó el PN,

PN: MIEDO A LA DERROTA

Juan Ramón Martínez. El miedo es, en términos históricos, la emoción fundamental en la conducta humana. Y aun ahora, el miedo al fracaso, a la pérdida del poder, la riqueza personal o grupal; o la vida misma, son factores que unifican, que disciplinan a los grupos. Y que los disponen a la pelea con quien sea, en la defensa de lo suyo. En 2009, Zelaya amenazó los intereses de la clase media. Y ésta le respondió a la defensiva. Los liberales, una vez recuperados del perverso sentimiento de culpa que les inventaron para dividirlos y paralizarlos, le tienen miedo a una nueva derrota electoral. Por ello se sienten animados a perdonarse los unos a los otros los inventados agravios; y dispuestos a unirse para batir a los nacionalistas en las próximas elecciones generales de noviembre del 2013. Los nacionalistas, arrogantes como todos los grupos en el poder, hasta ahora han empezado a tomar conciencia – y en consecuencia – a sentir miedo ante la posibilidad que los liberales les gan