GOTAS DEL SABER (119)
Juan Ramón Martínez
I
José María Reyes Mata
“El 1 de agosto de 1983, desertaron de la columna guerrillera dirigida por el doctor José María Reyes Mata, y que operaba en la región del Patuca, departamento de Olancho, “Miguel Torres” (José Roberto Vásquez Orellana) “Mairena” (Mario Izaguirre Rodríguez) y “Renecito Mendoza” (Edilberto Antonio Meza Tejada). Los primeros dos se entregaron cinco días después, el 6 de agosto de 1983, a las tropas hondureñas –que para entonces acababan de instalarse en La Palestina— en cambio Edilberto Antonio Tejada Meza, evitó la autoridad, se escondió durante varios días, hasta que delatado, fue capturado el 4 de septiembre por miembros de las tropas hondureñas. Miguel Torres (José Roberto Vásquez Orellana) era el miembro de más edad de la guerrilla, al extremo que en el momento de su defección dejó a un hijo suyo (Andrés), participando en la columna guerrillera. Según el doctor Reyes Mata, Vásquez Orellana no tenía una buena reputación como combatiente. Mas bien “había sido amonestado y sancionado por casi un año en Isla de Pinos (Cuba) por descomposición y cobardía política. La columna integrada por 93 hombres y una mujer, había ingresado desde Nicaragua, a la región del Patuca, Honduras, en el mes de julio de ese mismo año” (Juan Ramón Martínez, Oficio de Caníbales, Ediciones 18 de Conejo, Tegucigalpa 2006, págs. 144, 145).
II
Presidente Vicente Tosta Carrasco
Mientras Gregorio Ferrera, que se había revelado en contra del gobierno del cual era Ministro de Guerra y Marina, intercambiaba cartas con delegados diplomáticos de Estados Unidos; y, El Salvador, buscando su mediación, el Presidente Provisional de la República, Vicente Tosta Carrasco, “tomó las previsiones estratégicas para detener el avance del enemigo. En la misma fecha de la nota anterior, 29 de agosto de 1924, se dirigió al general Francisco Martínez Fúnez, dándole instrucciones con base a los conceptos de la mediación ofrecida por el gobierno de los Estados Unidos, para terminar con el conflicto: “Debe usted continuar la marcha sin demora a ocupar posiciones ventajosas de defensa para el caso que haya de librar batalla si Ferrera insiste en continuar la lucha, pero se atenderá usted a las siguientes instrucciones: Cuando su ejército y el de Ferrera estén cerca el uno del otro, enviará usted un emisario a Ferrera a notificarle que el Ministro Americano, ofrece su mediación y que usted tiene autorización para tratar un armisticio provisional si Ferrera acepta la mediación. Insistirá usted en que Ferrera detenga la marcha si acepta la mediación y, si es necesario para evitar el choque de patrullas, podrá usted retirarse a la distancia necesaria, siempre ocupando buenas posiciones. Dará usted aviso inmediatamente de la contestación que reciba de Ferrera, sin perjuicio de tomar usted las medidas necesarias para la seguridad de su fuerza, ya sea que él acepte la mediación o que debe librarse combate pues en este debe procurarse el triunfo a todo trance. Acuse recibo éste. Afectísimo, (f) Tosta (Jesús Evelio Inestroza, General Gregorio Ferrera 1880-1931, pago. 253)
III
“El oficial Ángel Molina, hijo de Pedro Molina, cometió una falta que obligó a su jefe el general Rivas a castigarlo. Pero el oficial castigado, en vez de aceptar el castigo, sublevó las tropas y asesinó a su jefe general Rivas. Capturado Ángel Molina en Calderas, fue conducido a Puntarenas, en donde fue sometido a un Consejo de Guerra y sentenciado a muerte. Parte de la guarnición estaba a favor de Molina, y para que el culpable sufriera el ejemplar castigo para el cual había sido condenado, el general Morazán ordenó al general Saget que con quinientos hombres marchara a Puntarenas para hacer ejecutar el fallo del consejo. Débil quedó el general Morazán en San José por este envío de tropas, pues no les quedaban más que trescientos hombres escasos de disponer. En previsión de acontecimientos ofreció a Saget mandarle diariamente un exprofeso a Puntarenas. Cuando Saget dejase de recibir ese exprofeso, debía sin demora marchar sobre San José. Cuando el pueblo vio que Morazán había quedado reducido a tan escaso número de tropas, lo atacó en número de 5.000 hombres, entre quienes había individuos de Alajuela, Heredia y Cartago. Por tres días consecutivos – 12, 13 y 14 de septiembre de 1842 – pudo sostenerse Morazán contra aquellas turbas guardando de un momento a otro que Saget, volando en su auxilio, atacase a su vez a los pronunciados, pues cómo había indicado el general Morazán, si Saget no recibía el expediente diario era indicio de algún grave incidente y debía marchar sobre la capital del Estado. En aquel combate memorable los militares, casi todos salvadoreños, se batieron como héroes: Rascón, Lagos y otros valientes sucumbieron en aquella lucha, y Cabañas acreditó una vez más su denuedo y bravura luchando contra aquellas turbas armadas. Morazán mismo, fue herido en la cara en los momentos que se hallaba en unión de Cabañas en la puerta del cuartel. “Cuando te vale ser pequeño, díjole con mucha sangre fría; esta bala era para ti y me ha tocado a mí” (Eduardo Martínez López, Biografía del General Francisco Morazán, tercera edición, Tegucigalpa 1942, pág. 40). El drama había comenzado. Unas horas después, Morazán enfrentaría la muerte ante un pelotón de fusilamiento, el 15 de septiembre de 1842, en horas finales de una tarde triste y dolorosa.
IV
Juan Alberto Melgar Castro
“El sábado 23 de septiembre de 1978, la prensa hondureña comunicó a la opinión pública, el ultimátum que derribó a Melgar. En el memorándum se da cuenta de las exigencias de las Fuerzas Armadas de Honduras que motivaron la separación del Jefe de Estado el 7 de agosto pasado. En esta fecha, el general Melgar, el Jefe de Estado de Honduras, fue separado del cargo, y aunque las versiones sobre lo que había ocurrido fueron en ese entonces contradictorias (renuncia, golpe de estado, arreglo, etc.) si quedó claro que Melgar Castro había sido separado del cargo ejecutivo por no plegarse a determinadas exigencias del grupo militar que domina en el Ejército de Honduras y el país; y que se encuentra en el llamado “Consejo Superior de las Fuerzas Armadas”. Cómo se sabe, desde el derrocamiento del Presidente Ramón Ernesto Cruz por el general Oswaldo López Arellano, el vecino país vive fuera de un estado de legalidad. En general se ha llamado al régimen Gobierno Militar, y el propio Consejo Superior de las Fuerzas Armadas lo divide en 2 etapas: La de López Arellano y la de Melgar Castro. Melgar Castro derrocó a López Arellano o lo sustituyó, para usar un término eufemístico en abril de 1975 en medio de serias acusaciones de soborno por parte de compañías transnacionales (bananeras). Lo hizo indudablemente con el apoyo de todo o casi todo el sector castrense hondureño. Este documento revela cómo fueron deteriorándose las relaciones entre el grupo militar dominante y el propio Melgar Castro. El texto del documento es el siguiente: “Memorándum del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas al Jefe de Estado, general Juan Alberto Melgar Castro. Tegucigalpa, 16 de julio de 1978. 1. Desde inicios del presente año se desató una intensa campaña de prensa con el propósito de desprestigiar a las Fuerzas Armadas, especialmente a altos oficiales y en particular al Jefe de las mismas (Policarpo Paz García), involucrándolos en el tráfico de las drogas y otra serie de crímenes contra la sociedad. Se ha tenido indicios que tal campaña ha sido dirigida con la anuencia, apadrinamiento y financiamiento de algunas instituciones y personeros del gobierno que no simpatizan con las Fuerzas Armadas y con la permanencia de éste en el poder en el futuro. 2. Existen acciones que evidencian una conjura con la finalidad nefasta de dividir las Fuerzas Armadas, especialmente al Alto Mando, para desestabilizarlo mediante la neutralización o eliminación del señor Jefe de Estado y el señor Jefe de las Fuerzas Armadas, creando una lucha interna en la institución con el fin de desplazarla del poder y evitar su participación en el próximo proceso electoral. 3. En la primera etapa del Gobierno Militar (periodo del general López Arellano y con la anuencia de éste) se infiltraron en los diferentes niveles del gobierno, iniciando acciones abiertas que pusieron en peligro la paz social del país y en el ámbito internacional se nos tildó de gobierno populista, en la presente etapa se tomaron medidas para corregir la orientación del gobierno, pero muy poco se ha hecho para aplicar las medidas tendientes a depurar las esferas gubernamentales de funcionarios con ideologías políticas contrarias a nuestro pensar democrático; y, por lo tanto, enemigos declarados de nuestra institución, quienes aprovechando la actual crisis interna, han iniciado una escalada comunista tendiente a alterar la paz social buscando la conquista del poder. 4. Basados en el compromiso mutuo para constitucionalizar al señor Jefe de Estado y en vista de que no ha habido evidencias en definir su intención en el futuro político, en el sentido de girar instrucciones a los comandos regionales en la elección de la estrategia a seguir, creemos que es necesario definirse a la mayor brevedad, ya que algunos rumores indican que se piensa en una postulación independiente, basada en los grupos políticos minoritarios. 5. La actitud de algunos asesores de la Jefatura de Estado ponen en duda su sinceridad y buena intención para con las Fuerzas Armadas, aumentando estas dudas por su vinculación y compromisos con el populismo, partidos en formación y grupos económicos adversos al actual gobierno. Animados por un verdadero espíritu de mantener la unidad de las Fuerzas Armadas, el éxito del gobierno, la tranquilidad del país y con el deseo vehemente de superar la actual crisis, nos permitimos proponer en esta oportunidad las siguientes medidas. (Gobernantes hondureños del Siglo XIX y XX, Alexis González de Oliva, págs. 183, 184 y 185).
Comentarios
Publicar un comentario