GENERAL, INCOHERENTE

 Juan Ramón Martínez


Al General Hernández, lo agarraron “fuera de base”. Por ello, sus explicaciones son incoherentes, ilógicas. Superadas por el disgusto de Xiomara Castro, que ha perdido, --en un momento--, el control de sus nervios. La primera inconsistencia, es el porqué se tardó Relaciones Públicas en informar del “concurso de los cadetes”. Dos semanas, es mucho. La segunda, es porque la reunión con Padrino López, tuvo carácter secreto. Las fotografías, fueron filtradas por enemigos del régimen venezolano; o por adversarios, de la cúpula militar hondureña, con el fin de hacerla quedar mal. Volver secreto, algo sin importancia, no tiene otra explicación, que lo negociado, es negativo; y, que, los hondureños no deben conocer. Y si ahora, le agregamos, el disgusto de Xiomara Castro –madre y esposa de potenciales extraditados— confirma que lo tratado con Padrino López, tiene unas dimensiones que explican que la reunión en Caracas fue algo importante para la forja de una alianza en contra de Estados Unidos; y que la denuncia del tratado de extradición con Washington, es algo que hace tiempo se consideraba. Y que los militares hondureños, están implicados en tal decisión. 

En los detalles, las declaraciones de Hernández, son desordenadas, incoherentes y contradictorias. Más que una explicación de un alto oficial de las Fuerzas Armadas, parecen balbuceos de joven inexperto, encontrado con “las manos en la masa”. “No tenemos subordinación a nadie”, cosa que no se discute, en este caso. Le mandaron a Venezuela y obedeció. “Lo haría un millón de veces”, repite, en un machismo lampiño, suave; y, uniformado. Y sin que tenga relación con lo anterior, declara que “las Fuerzas Armadas van a respetar el poder de las mayorías, somos leales a la Constitución, no somos traidores a la Patria”. Incoherentes y contradictorias. Porque una cosa es que lo haría un millón de veces; y otra es si, lo haría, cuando lo prohíbe la Constitución, cosa que no aclara.

En otro periódico de Tegucigalpa, agrega otras perlas. Dice, nosotros –primero él y sus compañeros— y “Francisco Morazán, somos defensores de la Constitución”. Nadie pone en duda lo anterior. La explicación está fuera de orden. Ofende al héroe, porque la cita es innecesaria. Después, aconseja: “Nuestro discurso debe ser unionista (¿incluye a Venezuela o sólo a Centroamérica?). Debemos hacer el “bien común” – expresión que no guarda relación con la anterior que, además, da la impresión que no sabe sobre qué habla cuando la expresa, para después ahogarse en un mar de inconsistencias, al decir que “demostrar que realmente somos o tenemos la capacidad de generar ese arte (?), que es el bien común”. Totalmente absurdo, incoherente en la boca de un alto oficial de la institución nacional, más importante y respetada. Porque el bien común, no es un arte. Es. un resultado: suma de condiciones.

Repitiendo incoherencias, Hernández, que no enmienda, dice que “Las Fuerzas Armadas nos hemos fortalecido, no somos improvisados, tenemos que ser auténticos, somos hombres que muchos –no todos, nos recuerda– procesamos valores y principios”. Y esta perla: “lo que yo digo ser, eso hago”. Nunca antes habíamos oído confundir el carácter personal, con los valores; y sin que Hernández, se dé cuenta siquiera del error expresivo en que ha incurrido.

Después, el consejero espiritual: “el pueblo debe estar tranquilo en todos los aspectos, tanto lo social, lo económico, la empresa privada, el poder informativo, militar deben estar tranquilos. Somos una unidad granítica, jamás vamos a traicionar a nuestro pueblo hondureño, a la institucionalidad”. No aclara si se lo ordena Xiomara Castro o Padrino López, cómo reaccionaría.¿Y cuándo rompamos con Estados Unidos, de qué lado estarán? No lo dice, pero no es difícil adivinar la respuesta.

Como jefe, cuestiona a los críticos que llama serpientes “que han traicionado la institucionalidad, al pueblo hondureño, y con ello han traído división, muerte, por esta polarización con ese discurso, hay que tener mucho cuidado”. Es un eco de las de su antecesor Fortín, fustigando y criticando a los “golpistas”. Aunque no viene a cuento, hay que reconocer que es lo más claro y coherente de sus explicaciones.

Confirma que las fuerzas bajo su comando, están subordinadas a los políticos. No están al servicio de la soberanía popular y la continuidad constitucional. Son “guachimanes” del PLR. Temen que se rebelen en su contra. Y tiene razón. Debe dormir, con un ojo abierto. O, lo mejor: presenta la renuncia del cargo. Sería honorable.

Comentarios

  1. Muy narrativo y completo el artìculo. Lo que puedo decir es que las fotografìas y mensajes de la visita de los jerarcas hondureños a Venezuela, fueron infiltradas y publicadas por el ministerio de Defensa del paìs bolivariano para exhibirlos ante la opiniòn pùblica. Esas fotografìas e informaciòn del viaje no fueron publicadas por la secretarìa de Defensa de Honduras y pensaron que no se conocerìa esa noticia. La misiòn era secreta, a escondidas.

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