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LOS OLVIDADOS

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 Óscar Aníbal Puerto Posas   RAMÓN ORTEGA (1885-1932) COMAYAGUA, CIUDAD DE SOÑADORES. Pocas ciudades de Honduras, han dado tantos poetas. Quizá haya influido su apacible ambiente, la herencia colonial, y otros factores difíciles de determinar… Doña Marcelina Bonilla (otra hondureña olvidada; recabaré información para rescatarla de la oscuridad en que permanece abandonada); en su “Diccionario Geográfico de las poblaciones de Honduras”; nos informa que Comayagua “es cuna de los poetas Ramón Ortega, Santiago José y Jesús Castro, Angela Ochoa Velásquez y Joaquín Soto” (ops. cit. p. 39). Más cercanos a nosotros, generacionalmente, se ubicaron: Antonio José Rivas y Edilberto Cardona. Menos conocido que los anteriores es el poeta Eduardo Berlioz Aceituno, José González, poeta e investigador en las páginas de “El mar junto al oleaje”, nos da una fotografía, en letras, del poeta Berlioz: “Se recuerda a Berlioz recorriendo las calles de Tegucigalpa, enfundado siempre en traje impecable, con la

ULTIMO DC-3 DE SAHSA SE ESTRELLA EN LAJAS, COMAYAGUA

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 Juan Ramón Martínez Capitán Flavio Ramírez Castro Las últimas palabras del capitán Flavio Ramírez Castro (Olanchito, Yoro, 31 de diciembre de 1918-8 de abril de 1971, Las Lajas, Comayagua) fueron dirigidas al operador de Radio de SAHSA, en Toncontín, desde el bimotor DC-3, el Jueves Santo 8 de abril de 1971, a las 5:55 de la tarde: “Tiempo instrumental, 50 minutos, -dijo Ramírez-; estamos sobre Archaga y tenemos problemas con el motor derecho. Altitud 6,000 pies”. Después el silencio infinito que anunciaba la tragedia. Minutos después la alarma. Se había perdido el contacto con la nave que procedente de la ciudad de La Ceiba, se dirigía a Tegucigalpa en donde calculaba Ramírez Castro, llegarían en pocos minutos. La nave, con un motor averiado y con el otro perdiendo fuerza, sin visibilidad, envuelta en densa nubosidad, hizo impacto en una montaña, a 5,700 pies, muriendo su tripulación, integrada por tres personas y siete pasajeros. Terminaba así, la brillante carrera de un hombre buen

SOBRE EL ESTADO FALLIDO Y OTRAS TONTERÍAS

Juan Ramón Martínez. Los que viven repitiendo interiormente las expresiones que se inventan en el exterior, deben estar a esta alturas, tocándose el mentón, sacándole brillo a los ojos; y preparándose para arremeter en su cometido de convencernos que lo ocurrido en Comayagua es la mejor prueba que el estado hondureño ha fallado. Por supuesto, sin el menor respeto intelectual para los lectores, pasan por alto que una cosa para ser considerada fallida, requiere de una condición básica. Haberlo sido sin ningún género de dudas. Y pruebas que las fallas, son estructurales. Una revisión de las cuentas públicas, en el curso de la historia nacional, configura un hecho meridiano: la sociedad política no ha podido articular, en casi ningún momento una corriente de recursos, suficientes para sostener a la burocracia inevitable del gobierno y bastantes para cubrir una población que por diferentes motivos, en el curso del tiempo se ha ido quedando al margen de la producción económica y la dist

OTRO GOLPE EN LA CARA

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Juan Ramón Martínez. La gente común, que no tiene cómo explicarse las cosas, estará diciendo que somos un país “torcido”. Que de repente, se nos han acumulado las desgracias y que después del incendio de la Cárcel de Comayagua , ahora se nos viene encima el incendio y la destrucción de los mercados principales de Tegucigalpa : el San Isidro, el Colón y el Galindo. Y no faltarán los que, intoxicados de una religión inconveniente que ha convertido a Dios en un simple farmacéutico que resuelve todos los problemas de la salud social, querrán buscar explicaciones a lo ocurrido a las supuestas faltas, las incoherencias y las irresponsabilidades que tenemos frente a las exigencias del Creador. Y aunque no nos guste nada este método, por forzado e instrumentalizado, tenemos que aceptar que la conclusión es válida: Estamos sufriendo, posiblemente más allá de nuestras capacidades, los resultados de la indolencia institucional, la irresponsabilidad gubernamental y la falta de fuerza, imaginación

INDOLENCIA E IRRESPONSABILIDAD

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Juan Ramón Martínez. Ante el dolor de cerca de cuatrocientas familias que lloran frente a los cadáveres calcinados de sus familiares, no queda otra que rechazar la indolencia con que se ha manejado el tema penitenciario y la irresponsabilidad consiguiente en que ha incurrido la sociedad y los gobiernos especialmente los de Maduro y Zelaya . El primero atiborró las cárceles del país con el ingreso de una población detenida más que con otra finalidad, que para hacerle creer al pueblo hondureño que actuaban con energía frente al fenómeno de la violencia. Inflaron al máximo el tema de las pandillas, montaron el espectáculo del propio mandatario capturando jóvenes delincuentes que ya estaban detenidos, en una acción destinada a poner de manifiesto la ingenuidad de los hondureños. Después que ocurrieron los acontecimientos dolorosos de El Porvenir, en el Departamento de Atlántida y el incendio del Penal de San Pedro Sula, se llamaron a la inactividad, aparentemente convencidos que nadie en

VERGÜENZA E INDIGNACION

Juan Ramón Martínez. Estamos, como la mayoría de los hondureños, avergonzados por lo que ha ocurrido en Comayagua – que perfectamente pudo haberse evitado – y apenados por la escasa calidad y falta de profesionalidad de los funcionarios penitenciarios que tenemos y su incompetencia para aplicar protocolos ad hoc, en situaciones irregulares como las que se produjeron en la granja penal de aquella ciudad. Sin embargo, no estamos sorprendidos por los hechos dolorosos allí ocurridos. Estos problemas se vienen anticipando, desde que el gobierno de Ricardo Maduro, en forma irresponsable – animado por motivaciones políticas evidentemente – modifico el Código Penal; y llevándose de encuentro las garantías del mismo, convirtió en delito comportamientos que, en vez de darles un tratamiento diferente, condenó a la cárcel a los jóvenes involucrados en pandilla en forma general . De esta forma, en la administración de Maduro, sobre cuyas espaldas corre la responsabilidad por lo ocurrido en los inc