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Mostrando entradas de septiembre, 2024

CASTRO Y DOGU, DOS CONDUCTAS, DOS OBJETIVOS

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 Juan Ramón Martínez Xiomara Castro, se ha negado a dirigir, desde una postura unitaria, al poder ejecutivo. En su toma de posición dividió al país: los que volvían, indignados, desde las calles, a cobrarse las deudas de la derecha; y los empresarios, nacionalistas, los liberales y los miembros del establecimiento mediático responsables del golpe de estado del 2009, sus enemigos. Su gabinete de familiares y desconocidos, no ha contenido a ningún independiente; y, menos un miembro de la oposición política cómo ordena la Constitución. Su discurso, ha sido sectaria y excluyente, descalificando al Partido Nacional, especialmente por su apoyo al “golpe del 2009”, a la dictadura y al narcotráfico. Le han hecho coro, su marido – verdadero gobernante del país— sus sobrinos, sus hijos, lejanos familiares y miembros de la resistencia, “graduada en las calles”. Una épica elemental, en la que Honduras, se fracturó entre “caínes” y “abeles”, honrados y delincuentes, izquierdistas y derechistas. Y n

GOLPES DE ESTADO

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 Juan Ramón Martínez Roosevelt Hernández La frase “golpe de estado” es del siglo XX. Antes, lo característico era la revuelta, la revolución; o, el magnicidio. Los anarquistas, defendieron el concepto que el tirano debía matarse, porque era la única manera de eliminar el peligro que representaba. En Honduras, el primer “golpe”, ocurrió en febrero de 1904. Lo ejecutó el presidente Manuel Bonilla, en contra del Congreso. Un auto golpe. Desde entonces, las características del “golpe de estado” han sido: la supresión de la Constitución de la República, la concentración de todos los poderes en el ejecutivo, destitución de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia; y la disolución del Congreso Nacional. En 1954, se produjo un golpe de estado porque los diputados nacionalistas y reformistas no asistieron a la reunión inicial cómo lo establecía la Constitución de 1936. Julio Lozano, asumió todos los poderes. Gobernó, bajo el título de Jefe del Estado. El 21 de octubre de 1956, los milita

VARGAS LLOSA Y SU ÚLTIMA FAENA NOVELÍSTICA

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 Juan Ramón Martínez (*) Los lectores habituales de Vargas Llosa, no saldrán defraudados al llegar a la última página de su novela “Les dedico mi silencio”. Terminarán convencidos que se trata de otra obra maestra del autor peruano. Los que por primera vez se encuentran con el más diestro narrador vivo de habla española, pedirán a sus libreros, más obras del escritor de “La Casa Verde” o “La Ciudad y los Perros”. Pero los más genuinos seguidores de Mario Vargas Llosa, que lo conocen desde sus días de estudiante en San Marcos, --sus dientes blancos, un poco incómodos con unos labios que no podían cubrirlos cómo correspondían al canon anatómico de entonces--- y que, además, dudaban de sus planes de irse a París y hacerse escritor, la lectura de “Le dedico mi silencio”, es una prueba concluida, que confirma que el escritor vivo más famoso de nuestra lengua, sigue manejando las mismas reglas, mezclando los mismos ingredientes secretos, dándole los mismos tonos a las historias, probando sus

Tratado de Extradición entre Honduras y Estados Unidos, 1912: Un Análisis

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  Manuel Bonilla Este tratado fue firmado en la ciudad de Washington el 15 de enero de 1909 y ratificado por el Senado de Estados Unidos en 1909 y en 1912 ratificado por Honduras en 1912.    En este documento inicial se nombran 21 crímenes, donde destaca: “Asesinato, comprendiendo los delitos designados por los términos de parricidio, asesinato, homicidio, cuando sea voluntario; envenenamiento o infanticidio.”    Asimismo, en 1927 en Tegucigalpa, representantes de ambos países agregaron 2 crímenes adicionales para extradición, donde destaca el número 22, “ Crímenes contra la ley de la represión del tráfico de productos estupefacientes” .    Partiendo del principio, que en derecho las cosas se deshacen como se hacen y siendo que este tratado fue aprobado por el Congreso Nacional, mediante decreto legislativo No.126, de fecha 18 de septiembre de 1912 y publicado en el diario oficial la Gaceta No.4035, deberá entonces derogarlo el Congreso Nacional previo a que la Secretaria de Relaciones

CÓMO CAYÓ ÁLVAREZ MARTÍNEZ

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 La trama que derrocó al general Álvarez, tejida por oficiales reformistas Jesús Ceberio (*) ENVIADO ESPECIAL, El general Walter López, que ayer juró ante el Congreso su cargo como nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y el coronel Roberto Martínez, principales beneficiarios de la crisis militar hondureña, fueron conspiradores de última hora. Los primeros conjurados, que durante tres meses tejieron una trama sigilosa para derrocar al general Gustavo Álvarez eran otros: un núcleo reducido de tenientes coroneles y mayores, pertenecientes todos a la sexta y séptima promoción de la Escuela de la Guerra. Se habla, con razón, de un movimiento de oficiales jóvenes porque ninguno ha cumplido los 40 años. Al margen de su coincidencia generacional, dos rasgos identifican a los conspiradores: su apoyo decidido al programa reformista que hace una década intentó el Gobierno militar de Osvaldo López Arellano y su propósito de profesionalizar las fuerzas armadas, poniendo fin a la corrupc

GOTAS DEL SABER (119)

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 Juan Ramón Martínez I José María Reyes Mata “El 1 de agosto de 1983, desertaron de la columna guerrillera dirigida por el doctor José María Reyes Mata, y que operaba en la región del Patuca, departamento de Olancho, “Miguel Torres” (José Roberto Vásquez Orellana) “Mairena” (Mario Izaguirre Rodríguez) y “Renecito Mendoza” (Edilberto Antonio Meza Tejada). Los primeros dos se entregaron cinco días después, el 6 de agosto de 1983, a las tropas hondureñas –que para entonces acababan de instalarse en La Palestina— en cambio Edilberto Antonio Tejada Meza, evitó la autoridad, se escondió durante varios días, hasta que delatado, fue capturado el 4 de septiembre por miembros de las tropas hondureñas. Miguel Torres (José Roberto Vásquez Orellana) era el miembro de más edad de la guerrilla, al extremo que en el momento de su defección dejó a un hijo suyo (Andrés), participando en la columna guerrillera. Según el doctor Reyes Mata, Vásquez Orellana no tenía una buena reputación como combatiente. 

“ENREDÁNDOSE EN LA ESPUELA”

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 Juan Ramón Martínez En el lenguaje de los “galleros”, cuando el gallo vencido, empieza a moverse errático, se dice, “está enredado en su propia espuela”. Frase que tiene aplicación en la crisis que vive el gobierno de Mel Zelaya y Xiomara Castro, que va de torpeza en torpeza, para terminar, enredándose en sus propios pies. Y parece caerse. O anunciar su bandazo final. Hay algunos gobiernos que se caen por las acciones hostiles de sus enemigos o adversarios; o, por sus errores, en que van de una tontería a otra, de una mentira a otra; y al final,  se caen solos, por la acumulación ingrata de torpezas. O, sorpresa, se recuperan, saliéndose con la suya. Todo es posible. Lo peor que le ocurre a un gobernante es mentir; y que la opinión pública, y los opositores, lo descubran. Es lo que ha ocurrido. El tono “anti imperialista” – notorio en declaraciones de Mel Zelaya, Rixi Moncada y Xiomara Castro– pareció inicialmente fruto de la conducta del sometido, llamando la atención al dominador, p

LA PRESIDENTE CASTRO NO TIENE COMPETENCIA PARA DEROGAR EL TRATADO DE EXTRADICIÓN

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 Juan Ramón Martínez La titular del Ejecutivo hondureño, no tiene competencia para derogar ningún tratado que, por mecanismos internos legítimos, es parte del derecho interno. Puede denunciar; pero la denuncia no significa modificar, alterar o suprimir la vigencia de una norma legal, establecida por el Congreso Nacional que es el único que tiene competencia para “crear, decretar, interpretar, reformar y derogar las leyes” (Artículo 205 Constitucional, numeral 1). La expresión de voluntad por el ejecutivo, es sólo eso, una voluntad que, puede si se siguen las normas, concluir en la derogación del tratado. Pero en este caso, de conformidad a la voluntad del Congreso Nacional, sólo pueden formar que, para los efectos de la ley, son solamente manifestación de sus sentimientos personales, pero nunca voluntad del Estado Hondureño, en lo que se refiere a la violencia de los tratados que son ley de la República de Honduras. Por ejemplo, el ejecutivo, en ningún momento, tiene competencia para d

GENERAL, INCOHERENTE

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 Juan Ramón Martínez Al General Hernández, lo agarraron “fuera de base”. Por ello, sus explicaciones son incoherentes, ilógicas. Superadas por el disgusto de Xiomara Castro, que ha perdido, --en un momento--, el control de sus nervios. La primera inconsistencia, es el porqué se tardó Relaciones Públicas en informar del “concurso de los cadetes”. Dos semanas, es mucho. La segunda, es porque la reunión con Padrino López, tuvo carácter secreto. Las fotografías, fueron filtradas por enemigos del régimen venezolano; o por adversarios, de la cúpula militar hondureña, con el fin de hacerla quedar mal. Volver secreto, algo sin importancia, no tiene otra explicación, que lo negociado, es negativo; y, que, los hondureños no deben conocer. Y si ahora, le agregamos, el disgusto de Xiomara Castro –madre y esposa de potenciales extraditados— confirma que lo tratado con Padrino López, tiene unas dimensiones que explican que la reunión en Caracas fue algo importante para la forja de una alianza en con

Wenceslao me dejó nocaut

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 Fernando Sorrentino Lo he dicho, y escrito, más de cuatro veces: soy un lector aborreciblemente frívolo: en la literatura sólo busco placer. Allá por mi adolescencia no pensaba así y, debido a engañosa ética originada en mis deseos de aprender, me sentía obligado, una vez comenzada la lectura, a recorrer hasta la última palabra de un libro, no diré “objetivamente malo”, pero sí “subjetivamente insoportable”. Conducido por tan absurdo principio, arribé, con la lengua afuera, las rodillas flojas y los pulmones acezosos, a la página final de novelas tan enemigas de mis gustos como Las afinidades electivas de Goethe y Salambó de Flaubert. Y no fueron las únicas. Alrededor de mis veinte años me curé de esa demencia, no senil, sino juvenil, y, desde entonces, abandono de inmediato la lectura de todo libro agresivo, sin importarme las loas o los laureles dispensados a sus autores. No creo ser el único, aunque no dejan de alarmarme personas que, según creo, simulan disfrutar de obras evidente