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Mostrando entradas de 2012

“EL GENERAL EN SU LABERINTO”

Juan Ramón Martínez. El, título tomado de una novela de García Márquez es del colega Guillermo Mejía que desde El Salvador, cómo la mayoría, ve con suma preocupación la negociación con las pandillas de su país. En un artículo publicado en su blog, dice de entrada que “no convencen las explicaciones del Ministro de Justicia y Seguridad, general David Munguía Payes que no respondió de inmediato a las interrogantes de periodistas y ciudadanos una vez conocida una nota elaborada por el medio digital El Faro que sostiene el trance a partir de filtraciones que fueron corroboradas por pandilleros”. Cómo es natural Mejía, se escandaliza y sigue diciendo que “resulta un hecho inusual que se mueva a mas de 30 reos del penal de máxima seguridad conocido como Zacatraz, hacia penales de menor seguridad, sobre todo por razones humanitarias en un esfuerzo de diálogo en que dicen participaron el obispo castrense, Fabio Colindres, y el ex rebelde disidente del partido FMLN, Raúl Mijango”. Mej

LA CUESTIÓN UNIVERSITARIA

Juan Ramón Martínez. Honduras tiene casi todas sus instituciones en dificultades. En consecuencia hay que hacer un esfuerzo generalizado para encaminarlas por los carriles de la ley, facilitando con ello que los fines que animaron su creación se justifiquen por resultados que fortalezcan el bien común. Entender esto es difícil para un grupo de compatriotas que -- obstinados en sus conductas infantiles y sus conflictos con sus “padres muertos”—creen que ha llegado la hora de derribar la casa y sin recursos, solo por simple afán de pasar a la historia, pretenden de palabra refundar o reconstruir una nueva, en la que adicionalmente hacen falta los planes mínimos y los recursos necesarios, fundamentales para que no terminemos haciendo el ridículo y postergando en forma ingenua, el desarrollo del país. Desde 1839 hasta 1933, el país ha vivió en el sobresalto político, en la embocada caminera y en el brusco ejercicio del capricho por parte de grupos fascistas, disfrazados de libera

EL PARTIDO NACIONAL, ¿GIRO A LA IZQUIERDA?

Juan Ramón Martínez. El país no solo requiere frenar la violencia y poner a los delincuentes en su lugar. También está urgido de imponer el orden en el interior de la clase política, para que ésta renuncie de una vez por todas al ejercicio de la desobediencia a la ley, a la vocación caprichosa de los caudillos y a la obscura creencia que los objetivos individuales o grupales, están por encima de los intereses nacionales. Por ello, cuando los liberales anuncian y ponen en marcha un proceso de unidad, respetuosa y viril entre sus filas, resolviendo sus diferencias por medio de la voluntad y la sentencia popular, el país respira tranquilo. Y otra vez renace la confianza entre quienes teniendo un poco de dinero quieren invertirlo para crear empleo y obtener las ganancias que se acostumbran en estas circunstancias. En sentido contrario, la confianza se resquebraja cuando se aprecian brusquedades inusitadas en el interior del Partido de gobierno que, cómo es lógico, tiene más respo

EL PAPA, LOS NARCOTRAFICANTES Y LOS COMUNISTAS

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Juan Ramón Martínez. Cómo lo hemos dicho, para el Papa Benedicto XVI , los adversarios llamados a su descalificación son en su orden, el narcotráfico, el retorno del PRI y el comunismo cubano. La lucha que libra el gobierno de Calderón en contra de los narcotraficantes, obliga a la cortesía del Papa de echarle una mano a un régimen que pese a los esfuerzos, ha enfrentado una lucha que solo en el largo plazo se puede anticipar con alguna seguridad, quien será el ganador. Por ello, es lógica su crítica al acto ilegal; y coherente su llamado para que los católicos – y la mayoría de los narcotraficantes lo son, desafortunadamente – entiendan que el delito les aleja de Dios y compromete su pertenencia a una comunidad destinada a ejercer su voluntad de vivir en paz. El llamado y especialmente el cuestionamiento de actividad que rinde al materialismo del dinero fácil, difícilmente encontrará oídos dispuestos a escuchar al Santo Padre. Sin embargo, no hay que menospreciar sus probables e

DISPERSIÓN ELECTORAL

Juan Ramón Martínez. El Tribunal Supremo Electoral está actuando dentro de una perspectiva muy estrecha. En el ánimo de volverse necesario, de justificar el inevitable apoyo financiero, está abriendo las puertas de par en par, para que se organicen más partidos políticos que los que el país probablemente necesita. Sin tomar en cuenta que, en la medida en que dispersa el poder electoral, debilita las opciones del sistema que siempre ha tenido en cuenta la participación de las minorías. Y es que, en la medida en que concurren más partidos a las elecciones, tenemos dos fenómenos que conviene estudiar: uno es la operación más compleja en el Congreso Nacional por la proliferación de las bancadas; y dos, la dificultad para que las minorías puedan realmente conquistar posiciones de alguna relevancia en la distribución general de los diputados. Si antes era complicado y difícil que las minorías obtuvieran un diputado, en el caso presente, en la medida en que la cúpula se congestiona, est

¿EL ÚLTIMO VUELO DE ÁLVAREZ GUERRERO?

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Juan Ramón Martínez. Las últimas explicaciones sin consultar los hechos empíricos, como acostumbra Julio Navarro, sobre la abrupta salida de la actividad política en el movimiento de Juan Orlando Hernández, tienen más que ver con las funciones gubernamentales desempeñadas hasta hace poco, que por supuestas promesas incumplidas. Óscar Álvarez fue despedido del gobierno de Lobo Sosa, por ineficiente en el desempeño de sus obligaciones, por falta de transparencia en algunas operaciones confiadas a su responsabilidad; y por la creencia que debido a su supuesta popularidad manipulada y sus relaciones con los estadounidenses, estaba en una condición superior al Presidente Lobo, del cual podía prescindir en el momento en que tuviera que enviar iniciativas legislativas al Congreso Nacional. Pero además, Álvarez Guerrero durante el ejercicio de su cargo, se hizo de numerosos enemigos, especialmente entre varios sectores del crimen organizado. Aunque algunos lo veían como un mal meno

LA LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS

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Juan Ramón Martínez Por más que se quiere sostener lo contrario, la irrupción del tema de la legalización de las drogas – sin precisión específica si se trata del cultivo de la coca, la producción de la pasta, la transformación en cocaína, su movilización desde Venezuela pasando por Centroamérica en dirección a México; y a los Estados Unidos. Y de su consumo allá y en los demás países del continente. El tema no ha dejado de sorprender incluso a los más dormidos analistas de la región y de Honduras. Especialmente porque no se tiene claro qué es lo que busca el Presidente Pérez Molina en sus relaciones con los Estados Unidos y cuáles son los afanes de parte de los dirigentes de la región centroamericana y México que se han quejado en los últimos días, de la falta de cooperación de los Estados Unidos en el esfuerzo por frenar la droga que una vez en territorio estadounidense recibe un tratamiento lenitivo inexplicable, basado en el respeto a los derechos humanos de sus ciudadanos

BILLY PEÑA, ESCRITOR

Juan Ramón Martínez Escribía muy bien. Cada artículo suyo daba la impresión de ser un exhaustivo ensayo en donde consultaba todas las fuentes que tenía a mano. No mostraba prisa. Se notaba la vocación del artesano enamorado de la madera antes que el simple uso de la silla recién terminada, salida de sus manos acostumbradas. Tal cosa era fruto un hombre de muchas lecturas, algunas efectuadas a profundidad y especial puntualidad. Las citas contenidas en sus artículos y sus inclinaciones – con las cuales, casi nunca estuve de acuerdo – a favor de las monarquías y la superioridad de los reyes sobre el pueblo, siempre me sonaron a una discreta nostalgia por el poder en la Edad Media. O en la era victoriana. Cosa que, no me importó mucho porque tengo conocimiento de primera mano, del encanto que provoca, una época que aunque allí nació la ciencia y dio sus primeros pasos el conocimiento científico, es obscura e impenetrable a la mayoría. La reina Victoria era su favorita por la clari

IMAGEN DE PAÍS Y RELACIONES PÚBLICAS

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Juan Ramón Martínez. Hay una lucha, relativamente intensa, que se libra en Honduras --feroz y en algunos casos en la frontera de la malacrianza--, entre los que creen que el país se salvará cuando se destruyan sus instituciones; y los que defienden la institucionalidad, buscan reformarlas en lo que cabe; y que pretenden consolidar, el estado de derecho y el sistema democrático. La estrategia de unos y otros, es de sobra conocida; pero no viene mal, para ayuda de los lectores menos prevenidos, repetirla. Para los primeros, el arma básica es el desprestigio de Honduras, la exageración de sus debilidades, la magnificación de los errores de sus gobernantes y la repetición incesante por todos los medios de las fallas que se cometen, al tiempo que se silencia y se esconden los avances y las soluciones aplicadas. Por supuesto, detrás de este discurso negativo, hay el aroma de sus piropos hacia el exterior, de donde creen vendrán las soluciones porque están convencidos que en Honduras na

ACTIVIDAD EN EL PARTIDO NACIONAL

Juan Ramón Martínez. Los nacionalistas no han tenido fama de deliberantes. Contrario a los liberales, sus hermanos de sangre y de ideales, son amigos de la obediencia a los jefes, de la verticalidad de los mandos y de la sumisión permanente a los mandos supremos. Carías Andino, Zúñiga Agustinus e incluso Oswaldo López Arellano ante el cual los nacionalistas se arrimaron cuando dejaron de ver un caudillo en el horizonte, eran hombres suaves, de poco hablar que cuando decidían algo sabían – y pocas veces se equivocaron – que sus adherentes les acompañarían, silenciosos pero firmes, hasta el final de la lucha. Pero una vez que López Arellano los hizo a un lado, los nacionalistas entraron en el desconcierto. Dejaron de reconocer el liderazgo de Zúñiga Agustinus y se entregaron a la anarquía liberal, rechazando a Callejas y dividiendo sus votos entre Juan Pablo Urrutia y Fernando Lardizábal. La división era irreal; pero lo que valía era el gesto de desobediencia que poco tenía que ve

UNA INCOMPLETA VISIÓN DE LA CRISIS POLICIAL

Juan Ramón Martínez. Fui educado, desde mis primeros años en la escuela primaria, para sospechar de las soluciones fáciles y dudar de las explicaciones sencillas de los problemas. La premura de algunos para atribuirle a Dios la autoridad de todos los errores humanos, la idea que el gobierno es quien hace todo lo malo que se produce en la sociedad y la bondad inconmovible de los seres humanos que no quiebran un plato, siempre me han parecido insuficientes, inocentes e incluso infantiles. La afirmación, que extraigo de un periódico dominical que los crímenes aumentaron por la crisis policial, me sabe a fácil, inocente; y por ello, de dudosa digestión. El problema de la delincuencia, en la medida en que la Policía descuidó sus relaciones con la sociedad y se desmilitarizó – entendiendo esto último como la renuncia a la jerarquía, al rechazo de los ascensos por méritos y antigüedad; y a los valores eternos del servicio antes que la búsqueda del beneficio particular – es su visión

EL RECHAZO DE LA INMORALIDAD

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Juan Ramón Martínez. El director gerente del Fondo Monetario Internacional , ha sido rechazado por los estudiantes de la Universidad de Cambridge debido a su conducta sexual irregular y al hecho que mientras se le permite hablar, cómo si no hubiera hecho nada, no se le da igual derecho a quienes ha ofendido con su desaforado líbido desbocado. Tal rechazo, tiene mucho que ver con el hecho que la sociedad civil de muchos otros países, entre los cuales no está el nuestro, rechazan desde la población y la ciudadanía, las conductas irregulares, al margen de si los jueces los han condenado o no. Es decir que allí, junto a la justicia oficial, funciona con mayor dureza el juicio público, al que se someten todos los que de alguna manera ocupan lugares especiales en el gobierno, en los organismos internacionales; o en la sociedad misma. Mentir, robar o fornicar, son pecados imperdonables. Instalaciones del Fondo Monetario Internacional en Washington, D.C. En cambio aquí entre noso

¡DEJEN GOBERNAR AL PRESIDENTE!

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Juan Ramón Martínez. Dentro de veinte años, nadie se acordará de los “ministros” del gobierno de Lobo Sosa . Tal vez la excepción sean los historiadores, profesionalmente acuciosos; o los rencorosos que acumulan cifras y nombres para saborear en frio, el encanto de la venganza, hablando de sus enemigos. Lo que la gente recordará, sin ningún género de duda, es al gobierno de Lobo Sosa , al que le atribuirán las buenas y las malas, pasando por alto el nombre de sus “ministros” que serán borrados de la memoria social. Por ello es que en modelos políticos presidencialistas, como es el nuestro, no existen ministros sino que secretarios de estado que operan como asesores y servidores suyos en áreas específicas en donde se les considera expertos. De allí que sean empleados de su nombramiento personal, pudiendo prescindir de ellos sin ninguna consulta previa con ningún otro poder del Estado, nombrando a las personas que consideren adecuadas. Al fin y al cabo la responsabilidad por los re

PN: MIEDO A LA DERROTA

Juan Ramón Martínez. El miedo es, en términos históricos, la emoción fundamental en la conducta humana. Y aun ahora, el miedo al fracaso, a la pérdida del poder, la riqueza personal o grupal; o la vida misma, son factores que unifican, que disciplinan a los grupos. Y que los disponen a la pelea con quien sea, en la defensa de lo suyo. En 2009, Zelaya amenazó los intereses de la clase media. Y ésta le respondió a la defensiva. Los liberales, una vez recuperados del perverso sentimiento de culpa que les inventaron para dividirlos y paralizarlos, le tienen miedo a una nueva derrota electoral. Por ello se sienten animados a perdonarse los unos a los otros los inventados agravios; y dispuestos a unirse para batir a los nacionalistas en las próximas elecciones generales de noviembre del 2013. Los nacionalistas, arrogantes como todos los grupos en el poder, hasta ahora han empezado a tomar conciencia – y en consecuencia – a sentir miedo ante la posibilidad que los liberales les gan