LA LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS


Juan Ramón Martínez

Por más que se quiere sostener lo contrario, la irrupción del tema de la legalización de las drogas – sin precisión específica si se trata del cultivo de la coca, la producción de la pasta, la transformación en cocaína, su movilización desde Venezuela pasando por Centroamérica en dirección a México; y a los Estados Unidos. Y de su consumo allá y en los demás países del continente. El tema no ha dejado de sorprender incluso a los más dormidos analistas de la región y de Honduras. Especialmente porque no se tiene claro qué es lo que busca el Presidente Pérez Molina en sus relaciones con los Estados Unidos y cuáles son los afanes de parte de los dirigentes de la región centroamericana y México que se han quejado en los últimos días, de la falta de cooperación de los Estados Unidos en el esfuerzo por frenar la droga que una vez en territorio estadounidense recibe un tratamiento lenitivo inexplicable, basado en el respeto a los derechos humanos de sus ciudadanos y a su libertad incluso para hacerse daño a sí mismos.

012412: El Paso - A U.S. Customs & Border Protection Officer field testing a small sample of drugs that would test positive as heroin. A pickup truck that was stopped at the Paso del Norte Port of Entry was found to have 5.4 pounds of this heroin concealed within the transfer case.
Photographer: Steven Green
Para no perdernos en el análisis y no descuidar que se puede tratar de un simple chantaje de algunos gobiernos que quieren que EEUU se comprometa más en la lucha para frenar el tránsito por los territorios de los países que transitan, hay que decir que desde Estados Unidos, la tarea de frenar la circulación de la droga por Centroamérica y México, se ha visto como una prueba de eficiencia de los gobiernos para servir a los intereses de la gran potencia. Por ello se les ha certificado anualmente, lo que disimula una hábil condena para los países que no han hecho lo que ha dicho la política estadounidense al respecto. Es decir que, en esta política no se ha visto que nuestros países también son víctimas. Y que su población recibe efectos negativos duraderos, de imposible recuperación. Solo para mencionar un par de efectos desconocidos hace un poco de tiempo: el consumo de la droga ha aumentado en nuestro país por ejemplo y la intromisión de los capos locales, sirvientes de los capos del tránsito y la movilización del dinero, han aflorado y empiezan a participar abiertamente en la vida política, económica y social. Se habla de las fuentes del financiamiento de las campañas electorales y algunos cínicos no dejan de reír cuando ponen en duda la capacidad autónoma, sin el apoyo de la droga, en la estabilidad económica del país.

Es aquí en donde está el principal desacuerdo entre Estados Unidos y los países de la región. Así como estamos errados al creer que el problema de las drogas solo es de Estados Unidos, igualmente están equivocadas sus autoridades cuando nos tratan como sirvientes suyos a los cuales hay que certificar anualmente en su capacidad de cooperación en la lucha en contra del narcotráfico. El primer error, el nuestro, lo confirman el crecimiento del consumo interno, los daños a la salud de importantes segmentos poblacionales y el costo que representa su alejamiento del trabajo y las sumas que hay que destinar en tratamientos sanitarios. El de los Estados Unidos es que no ha podido vernos como países víctimas, a los cuales se les debe tratar en forma fraterna, compartiendo por consiguiente esfuerzos, al tiempo que se celebran los éxitos alcanzados. Esta nueva relación, es similar a la lealtad y la solidaridad que se dispensan los narcos cuando de celebrar sus éxitos se trata. Sus acciones vengativas, tienen otros escenarios que desafortunadamente no caben considerar en este momento.

Hay que buscar nuevos métodos para hacerle frente a la droga desde la demanda estadounidense hasta la oferta sudamericana, colocando en el medio a Centroamérica. Sin condenar a ningún país, sino que colocarlos a todos, en un plano de objetividad a toda prueba de argumentos. Una vez efectuada esta conversión de los vertical e imperial en horizontal y democrático, hay que decir que la droga no se puede despenalizar. Bajo ninguna consideración, en vista que las obligaciones constitucionales, las convenciones suscritas y los tratados establecidos entre las naciones del mundo, le imponen a los estados involucrados la obligación moral de defender, antes que otra cosa, la salud de sus ciudadanos.

Sacarle más dinero a los gringos, como si fuesen tontos, no tendrá éxito. Solo dan por imperativos diplomáticos, respuestas, dilaciones y más dilaciones.

Fotografía: "U.S. Customs & Border Protection Officer Testing Heroin that was Found Concealed in a Vehicle" Photographer: Steven Green. Licencia: AttributionShare Alike Some rights reserved

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