EL PAPA, LOS NARCOTRAFICANTES Y LOS COMUNISTAS
Juan
Ramón Martínez.
Cómo
lo hemos dicho, para el Papa Benedicto XVI, los adversarios llamados
a su descalificación son en su orden, el narcotráfico, el retorno
del PRI y el comunismo cubano. La lucha que libra el gobierno de
Calderón en contra de los narcotraficantes, obliga a la cortesía
del Papa de echarle una mano a un régimen que pese a los esfuerzos,
ha enfrentado una lucha que solo en el largo plazo se puede anticipar
con alguna seguridad, quien será el ganador. Por ello, es lógica su
crítica al acto ilegal; y coherente su llamado para que los
católicos – y la mayoría de los narcotraficantes lo son,
desafortunadamente – entiendan que el delito les aleja de Dios y
compromete su pertenencia a una comunidad destinada a ejercer su
voluntad de vivir en paz. El llamado y especialmente el
cuestionamiento de actividad que rinde al materialismo del dinero
fácil, difícilmente encontrará oídos dispuestos a escuchar al
Santo Padre. Sin embargo, no hay que menospreciar sus probables
efectos, en vista que la comunidad católica mexicana es muy especial
y pese a las dificultades que son de conocimiento general, tiene una
indiscutible influencia incluso sobre algunos capos de la droga, de
cuya religiosidad, a su manera, nadie puede poner en duda siquiera.
El Papa Benedicto XVI. |
El
actual gobierno del PAN dirigido por Felipe Calderón, surgido del
seno adolorido de la Iglesia Católica de México; y alimentado por
un conjunto de intelectuales cristianos, es difícil que pueda crear
las condiciones para que el electorado le respalde en forma mínima
siquiera como hace casi seis años. Según las encuestas, el gobierno
es poco valorado por la opinión pública debido a que se concentró
en la lucha en contra del narcotráfico, descuidando los flancos
desde donde los electores independientes hacen sus decisiones por
quien deben votar: Los
aspectos de la vida económica de las personas.
Aunque el PRI no puede levantar esas banderas y cuenta con un
candidato frágil y abiertamente incompetente, es casi seguro que,
por inercia el pueblo mexicano, se inclinará por este partido
especial, capaz de darle continuidad a lo que Vargas Llosa llamó una
vez, para escándalo de los intelectuales orgánicos del sistema, una
dictadura perfecta. Peña Nieto es un hombre sin personalidad y
fortaleza política, más un personaje secundario de política de los
malos tiempos del cine mexicano, que un líder político, que porque
cuenta con la maquinaria del PRI y con la nostalgia de las viejas
generaciones por el pasado que siempre consideran mejor, es
indiscutiblemente el seguro ganador de las elecciones del próximo
mes de julio. De allí que la contribución del Papa Benedicto XVI
para alterar estos resultados es casi inexistente.
El
tema de comunismo cubano, es más complejo; pero extrañamente mucho
más fácil de tratarlo. La descalificación del comunismo como
fórmula para solucionar los problemas de los pueblos, no está
dirigido a los autoridades cubanas – que lo saben y lo han sufrido
en carne propia desde hace muchos años – sino que a los grupos que
dentro del PC cubano resisten a las reformas que propugna el
Presidente Raúl Castro. Es decir que el mensaje no entraña una
crítica al modelo cubano, sino que un respaldo para los esfuerzos
que se hacen dentro del mismo para preservarlo, modernizarlo y sin
renunciar a su autoritarismo – cosa en la que se parece mucho con
la curia romana que dirige realmente a la Iglesia católica
institucional – tengan el éxito esperado. El Papa Benedicto XVI y
los líderes cubanos saben que comunismo tropical “guevarista”,
nunca fue una alternativa. Ellos usaron esa bandera para darle
consistencia a su lucha defensiva en contra de los Estados Unidos.
Por eso es que en Cuba nunca hubo un régimen comunista, sino que un
sistema político, verdadero plato chino, en donde la salsa principal
la aportaba el castrismo que hay que verlo, no necesariamente como
algo cualitativamente superior, sino que fundamentalmente como
diferente.
El
Papa, llega a Cuba para respaldar al gobierno de Raúl Castro,
neutralizando la resistencia de los viejos marxistas que si creyeron
el cuento del comunismo cubano; y que ahora, consideran una verdadera
traición, usar – cómo lo hacen los chinos – el modelo de la
iniciativa privada, el adelgazamiento del gobierno y la inversión
extranjera operando libremente. El Papa quiere calmarlos y
ablandarlos.
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