ACTIVIDAD EN EL PARTIDO NACIONAL
Juan
Ramón Martínez.
Los
nacionalistas no han tenido fama de deliberantes. Contrario a los
liberales, sus hermanos de sangre y de ideales, son amigos de la
obediencia a los jefes, de la verticalidad de los mandos y de la
sumisión permanente a los mandos supremos. Carías Andino, Zúñiga
Agustinus e incluso Oswaldo López Arellano ante el cual los
nacionalistas se arrimaron cuando dejaron de ver un caudillo en el
horizonte, eran hombres suaves, de poco hablar que cuando decidían
algo sabían – y pocas veces se equivocaron – que sus adherentes
les acompañarían, silenciosos pero firmes, hasta el final de la
lucha. Pero una vez que López Arellano los hizo a un lado, los
nacionalistas entraron en el desconcierto. Dejaron de reconocer el
liderazgo de Zúñiga Agustinus y se entregaron a la anarquía
liberal, rechazando a Callejas y dividiendo sus votos entre Juan
Pablo Urrutia y Fernando Lardizábal. La división era irreal; pero
lo que valía era el gesto de desobediencia que poco tenía que ver
con el comportamiento nacionalista, sumiso a las órdenes y
dispuesto a morir arrodillado ante las órdenes de sus jefes, por más
arbitrarios que estos fueran. Desde entonces, los nacionalistas no
volvieron a ser los mismos. El individualismo liberal permeó su
comportamiento. Se enamoraron de las corrientes y empezaron a
sentirse cómodos, como los liberales, en la controversia y la
discusión verbal.
Actualmente
hay una clara confrontación entre los nacionalistas. Juan Orlando
Hernández, Ricardo Álvarez y Miguel Rodrigo Pastor representan de
alguna manera, posturas individualizadas, más por las conductas
personales que por las diferencias de carácter ideológico.
Posiblemente JOH sea el nacionalista situado más a la izquierda de
la rancia derecha cachureca, en tanto que Ricardo Álvarez es el más
cercano a las bases, más popular en el pleno sentido de la palabra y
el más democrático de los tres candidatos que tratamos de comparar.
Por su parte, Miguel Rodrigo Pastor tiene la marca de los políticos
que confunden cinematografía y popularidad con política; y que por
consiguiente centran todas sus estrategias en su propia visibilidad y
en su capacidad individual de ejecutar maniobras exitosas. Por ello
es que cuando se encuentran con hombres como Lobo Sosa, hábiles en
la maniobra y silenciosos en la acción, no tienen capacidad de
responder si no es con la queja y el lamento quejumbroso. Cómo lo
estamos viendo actualmente en que Pastor Mejía esta sintiéndose
cómodo en el papel de víctima que en algunos casos funciona muy
bien. Pero no siempre, cómo lo sabemos. Y lo confirman los hechos.
La
disputa entre estos tres líderes es inevitable. Los límites de las
alianzas han terminado. Lo único que queda es la rendición y la
derrota. Según nuestros cálculos JOH cuenta con los recursos, con
los respaldos más importantes del PN y con la estructura oficial de
su partido. Y lo más importante, con el sentimiento nacionalistas
que es el “gallo tapado” que todos tienen que seguir.
Ricardo
Álvarez tiene su fuerza, imagen y respeto, especialmente en las
bases nacionalistas que no hay que menospreciar. Durante la crisis
del 2009, constituyó una red de lucha que si todavía la mantiene,
en el caso que JOH le gane en las internas, las necesitara para ganar
las elecciones a los liberales que, cómo sabemos, están convencidos
que pueden y deben derrotar a los nacionalistas en las elecciones
generales de noviembre del 2013. Miguel Rodrigo Pastor es un hombre
popular; pero carece de fuerza organizada. Ha perdido el tiempo
viéndose en el espejo, sonriéndole a las cámaras, descuidando el
principio que el poder en los partidos se basa en la capacidad de
movilizar de abajo hacia arriba los cuadros necesarios para imponerse
a los adversarios.
No
hay ninguna duda que la lucha ha empezado. Y que los resultados, por
lo menos en este momento, no se pueden anticipar. Cualquiera cosa
puede ocurrir en el interior del Partido Nacional. Y el deslinde de
las cosas, no se producirá en las elecciones internas de forma
definitiva. Ganarlas es importante pero no la clave porque enfrente
tendrá a un Partido Liberal crecido y unido. Y que alrededor de Yany
Rosenthal y Mauricio Villeda, les puede arruinar la fiesta. Porque el
pueblo jugará con otras opciones y con otras posibilidades.
Muy observador en cuanto a las personalidades de cada uno de los tres candidatos. Y lo más notable es la comparación historica y evolutiva de como los nacionalistas han cambiado, al final, por propio beneficio.
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