“EL GENERAL EN SU LABERINTO”


Juan Ramón Martínez.

El, título tomado de una novela de García Márquez es del colega Guillermo Mejía que desde El Salvador, cómo la mayoría, ve con suma preocupación la negociación con las pandillas de su país. En un artículo publicado en su blog, dice de entrada que “no convencen las explicaciones del Ministro de Justicia y Seguridad, general David Munguía Payes que no respondió de inmediato a las interrogantes de periodistas y ciudadanos una vez conocida una nota elaborada por el medio digital El Faro que sostiene el trance a partir de filtraciones que fueron corroboradas por pandilleros”. Cómo es natural Mejía, se escandaliza y sigue diciendo que “resulta un hecho inusual que se mueva a mas de 30 reos del penal de máxima seguridad conocido como Zacatraz, hacia penales de menor seguridad, sobre todo por razones humanitarias en un esfuerzo de diálogo en que dicen participaron el obispo castrense, Fabio Colindres, y el ex rebelde disidente del partido FMLN, Raúl Mijango”.

Mejía no le cree una palabra al purpurado. Especialmente porque solo se dice que líderes de la Mara Salvatrucha y la Mara 18, “se pusieron de acuerdo en un proceso donde sirvieron, aunque no recuerdan quiénes eran esos líderes ni las fechas de los encuentros, solamente que iniciaron las pláticas en meses pasados”.

Pero cómo ocurre en otros lados, Mejía habla de secretos a voces. “Se sabe, dice, que pláticas entre líderes pandilleros y las autoridades respectivas siempre han existido, el problema se centra en el hecho de que no hay transparencia de cara a la ciudadanía sobre estos procesos que ponen en entredicho a las autoridades por caer en medidas de fácil cuestionamiento”. Este es un asunto importante. Cualquier dialogo es útil; pero cuando se hace con grupos al margen de la ley y sin la transparencia debida, se corre el riego de darle legitimidad a quien busca destruir la paz de la nación y desprestigiar a los sistemas de seguridad del país. Por ello es que la opinión pública salvadoreña ha reaccionado en forma negativa. Y mucho más, cuando se ha tornado evidente que la falta de información al público sobre las negociaciones y los acuerdos irregulares entre las “partes”, se agrega el propósito de deliberado de buscar que el acuerdo y la consiguiente disminución de las muertes violentas, tenía como finalidad lograr objetivos electorales. Venderle al pueblo que el gobierno había derrotado a la delincuencia, disminuyendo los homicidios por medio de un trato irregular, se ha constituido en algo que ha ofendido mucho a la población salvadoreña, colocando al gobierno en una posición incómoda y al general Munguía Payes, “en su laberinto”.

Mejía, colega salvadoreño, cita a Ernesto Rivas, el que en forma muy crítica y certera al decir que “ésta política – la de negociar acuerdos de la naturaleza que comentamos – le da carta abierta a las pandillas, a los narcotraficantes y a los lavadores de dinero, para que se muevan a sus anchas”. El autor citado, agrega que “eso da la razón a los críticos de la militarización de la seguridad pública por violentar la Constitución, entre estos los pocos amigos que El Salvador tiene en el Congreso de los Estados Unidos, que mostraron su preocupación al Presidente Fúnez e incluyeron un mensaje no tan sutil que el legislador Leahy le hizo llegar a través de la Primera Dama”.

Pero, concluye el colega Mejía, no todo es malo. “De algo quizás pueden estar tranquilos el anterior Ministro de Justicia y Seguridad, Manuel Melgar y el ex Director de la Policía, Carlos Ascensio que no se vieron atrapados en el laberinto sin salida que agobia a las actuales autoridades de seguridad pública, entre éstas, por supuesto, el General David Munguía Payes”. Y es que no es para menos el enredo en que están los encargados de la seguridad salvadoreña. Los han cogido mintiendo y tratando de manipular a la opinión pública para que les favorezcan los resultados electorales. Y los electores no se han dejado engañar; y mas bien les han rechazado, dándoles resultados que a estas alturas los tienen muy preocupados.

Pero la lección no solo es para ellos. También es útil para los hondureños que, en una posición similar hemos oído que aquí, buscan negociar con los delincuentes; o en el peor de los casos, para derrotarlos quieren involucrar a los militares, confiándoles tareas policiales contrarias a las que ordena la Constitución.  

Comentarios

  1. Es sorprendente hasta que punto punto pueden llegar el sector politico de un país ante el deseo de lograr alcanzar o mantener el poder de una nación.

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