ACOSO DE LA PRENSA

Juan Ramón Martínez.


En El País han hecho decir a Lobo Sosa que - igual que su colega de Guatemala, Álvaro Colom Argueta-, ha experimentado un fuerte acoso de la prensa ante los actos de su gestión. Al margen si éste no fuese un guiño discreto hacia Correa que irresponsablemente se niega a reconocernos como país soberano para elegir a nuestros gobernantes, no es cierto que la actual administración haya sido víctima del acoso de la prensa. Por supuesto, quienes vivimos aquí en Honduras, sabemos que la prensa nacional tiene unas características tan específicas que, en varios momentos, se vuelve odiosa e incluso criminal cuando arremete por motivos económicos especialmente a los gobernantes.


Pero ese comportamiento tiene que ver, más que con la voluntad de los periodistas o la calidad de las acciones de los gobernantes, con problemas estructurales desconocidos en el exterior. Hay que reconocer que la prensa ha crecido en forma desmesurada. Y que tenemos más medios, especialmente televisivos y radiales, que los que necesitamos y que podemos sostener. Por ello, la pelea por los anuncios es frenética y salvaje. Y siendo el gobierno el más grande patrocinador del país, sea la víctima inicial de las presiones y los acosos a los que se ha referido en Caracas el Presidente Lobo Sosa.


Pero además – y hay que reconocerlo valientemente – en Honduras varios medios son usados por sus dueños para proteger, ampliar y hacer crecer otros negocios. De forma que se usan los medios como un revólver con el cual amenazar a quien no quiere otorgar un contrato, aprobar una concesión e incluso facilitar contratos de publicidad sobre asuntos de escasa importancia y significación.


Fuera de esto, hay que señalar la vehemencia casi ratonil de compatriotas que no teniendo otra cosa que hacer, reclaman la continuidad del modelo de Zelaya, en virtud del cual, todos sus amigos estaban en la nómina o recibían las migajas que siempre se caen de las mesas gubernamentales. Lobo Sosa, más realista y práctico, entiende estas cosas; pero no cede tan fácilmente por lo que debe enfrentar las consecuencias de los obstáculos que le crea a la sobrevivencia de muchos que no han podido aprender a vivir fuera del presupuesto nacional.


Fuera de lo anterior, no creo que el Presidente Lobo Sosa deba quejarse de la prensa. Una cosa es Guatemala; y otra muy diferente Ecuador. En la antigua Capitanía General, la confrontación obedeció a un intento fallido de continuismo femenino. Y en Ecuador, es un problema de corrupción familiar en que el gobernante, inevitablemente está en la línea de fuego. En Honduras Lobo Sosa ha sido probablemente objeto del intercambio de “disparos” entre los enemigos que no se querían reconciliar. Pero nunca ha habido un plan de acoso en contra de su gobierno o de su gestión al frente del Poder Ejecutivo. El tratamiento que ha recibido ha sido todo lo benigno que se ha podido desarrollar, dentro de un escenario confrontado como el que le tocó conducir.


Mas bien, desde ahora, debe entender que la prensa, lo ha tratado más que bien. Y que no se debe quejar, porque lo que ha hecho a favor de la unidad nacional, ha obligado a que los enconos bajen de grado. Y se le vea como el fraterno compañero que se merece respeto por lo que ha hecho para facilitar la reconciliación nacional.


Lo que puede ocurrir – y esto es un riesgo de todos los gobernantes democráticos— es que una vez concluida esta primera fase de la unidad nacional, no pueda concretar y darle fuerza a un intento de crear las bases de un acuerdo y un encarrile a todos en la búsqueda de los objetivos establecidos en el Plan de Nación. Si no logra sacar a los agentes económicos, a la élite política y a los medios de comunicación de las menudencias y las discusiones infantiles, podría ser víctima de alguna forma de acoso en la medida en que aumente la crisis económica y el hambre de los comensales se incremente de forma desproporcionada a los recursos disponibles. Pero si aferra al Plan de Nación y obliga a todos a cumplir su deber, el liderazgo que resulte, le permitirá controlar a quienes desde los medios quieran seguir, buscando lo suyo y solo lo suyo.

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