FIN DE LA CRISIS MINISTERIAL


Juan Ramón Martínez

En cualquier otro país, diferente al nuestro en donde lo normal es la crisis permanente, las renuncias de los miembros del gabinete, se habrían interpretado como un desajuste que solo termina, cuando los gabinetes se recomponen. Y se vuelve a la normalidad. Sin embargo, pese a los niveles de inconsciencia que se aprecian en el escenario político nacional, tenemos que celebrar que la crisis ministerial se haya terminado y que el Presidente Lobo Sosa haya introducido cambios significativos en Finanzas, Industria y Comercio, Agricultura y Ganadería, Educación, en la ENEE y en esa extraña cartera de Culto que la mayoría de los hondureños ignorábamos su existencia.

Presidente Lobo
Ahora viene otra vez – y este es el problema de las crisis ministeriales – la pérdida de tiempo que significa el nuevo aprendizaje del nuevo miembro del gabinete presidencial. El que se ha ido, había desarrollado competencias, aunque su salida, forzada cómo todos lo sabemos, obedece a sus debilidades para el logro de los resultados que todos los hondureños esperábamos. El que llega tiene menos tiempo para aprender, por lo que debe hacer un esfuerzo mayor para dar resultados que el Presidente Lobo está urgido para fortalecer su gestión administrativa y el pueblo requiere para devolverle la confianza al régimen.

No es cosa del otro mundo ser Secretario de Estado en un país como Honduras. Hay suficientes experiencias en cada una de las Secretarías de Estado sobre los fracasos y las cosas que se han hecho bien. Se cuenta con una burocracia, haragana y poco comprometida con los objetivos nacionales. No son pocos los picarillos que usan los cargos para lograr beneficios personales haciéndole daño en forma directa al país y al régimen que sirve. Por supuesto, el peor asunto que encontrará el nuevo Secretario es la desmotivación de la mayoría de los subordinados y el miedo de los mejores que, extrañamente son los que les preocupa más el tono sectario que ha ido creciendo en la medida en que los movimientos internos del Partido Nacional aumentan sus actividades.

Pero también encontrará el nuevo secretario de estado, cosas muy buenas que ejecutaron sus antecesores, cuyas salidas del equipo gubernamental, no son todas necesariamente por incompetentes, sino que por múltiples debilidades entre las que no se pueden excluir los desacuerdos con el estilo de mando del Presidente Lobo. Hay, pues, muy buena experiencia acumulada, de forma tal que el nuevo secretario de estado debe aprovecharla para darle continuidad a la obra que ha hecho hasta ahora el gobierno, tan solo haciendo los ajustes y tapando los agujeros en donde la gestión de su antecesor ha hecho aguas.

Asegurada la continuidad, es importante la reconstrucción de los equipos internos en cada Secretaría de Estado, sin caer en las trampas del sectarismo político, en los localismos infecundos; o en la estúpida creencia que los que han trabajado con el anterior en el cargo, son sus enemigos. El país no está para desperdicios; y mucho menos, para permitirles a los nuevos funcionarios el placer de darle rienda suelta a sus complejos de inferioridad. Y sus desahogos de histrionismo circense.

Mas bien, el punto de partida entonces, es la búsqueda inmediata de resultados concretos que está urgiendo el Presidente Lobo. Para ello hace falta imaginación, disciplina y entrega al Plan de Nación. Allí están las líneas maestras para no perderse y los mecanismos para articular en forma eficiente las demandas populares con las ofertas públicas. Si se consagran a trabajar, respetando al público y dándole resultados al Presidente Lobo, su ingreso a los altos cargos, será bueno para ellos y útiles para el interés de la nación.

Pero es importante aceptar que no son nada particular en lo individual. Sino que servidores de un pueblo que está urgido de resultados, que está cansado de promesas y de circo. Deben ser humildes, escuchar antes que pontificar; y en vez de mentir, decir la verdad, mostrando qué es lo que se puede hacer en menos de dos años que son los que en realidad le quedan a este gobierno. Lobo está urgido – y esto es razonable – de ofrecer resultados. Por ello ha cambiado su gabinete.

Fotografía:  Tegucigalpa - O presidente eleito de Honduras, Porfírio "Pepe" Lobo, que toma posse para quatro anos de mandato. Fuente: Agência Brasil [1]
Autor: Foto: Wilson Dias/ABr
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