PREDICCIONES TERRIBLES


Juan Ramón Martínez.

Es difícil e incómodo visitar a los médicos – que los hay en minoría por supuesto – que gozan en dar malas noticias. Pero que, a continuación, dicen que uno ha llegado al mejor lugar para resolver sus dificultades. Joaquín Villalobos, ex combatiente salvadoreño, que estudió en Londres y que ahora es escritor de los grandes periódicos del mundo, como el médico del cuento, pasa revista a los problemas,-- los que la mayoría conocemos--, establece algunos pronósticos y concluye con una noticia terrible: hay que dejar al país, porque aquí no hay ninguna esperanza. Y para que no quede duda, cita un ejemplo más terrible en sus desgracias que Haití; Somalia, en donde hace años no existe el gobierno, las instituciones de la sociedad civil se han fragmentado; y lo único que queda es el pillaje a cargo de caudillos armados que son responsables de pequeñas zonas de sobrevivencia a cambio de lealtad y de volver los ojos para otro lado, mientras los señores de la guerra se dedican al robo y el irrespeto a todo.

Joaquín Villalobos.
La conclusión a la que llega Villalobos es muy apresurada. Así como las soluciones que plantea. En el caso de Honduras, la delincuencia común – más que todo fruto de las venganzas privadas por la falta de confianza en el sistema judicial – puede ser controlada. Y de hecho, desde que la Policía salió de la huelga silenciosa en que estaba inmersa, los políticos dejaron de usar la inseguridad con fines electorales; y se inició la depuración de la institución policial, se han reducido los asesinatos y los homicidios. Los líderes del gobierno, por lo menos los más involucrados en la primera línea de solución de los problemas, han mostrado una mayor sensibilidad ante lo delicado de la situación que vive el país. Segmentos importantes de la empresa privada, especialmente la más moderna, han ido tomando conciencia que no se puede seguir instrumentalizando al gobierno para hacer fortuna; y que sus resultados económicos, no se pueden basar en la explotación de la pobreza; ni mucho menos en su habilidad para evadir el pago de impuestos y su habilidad para corromper a los oficiales públicos. En el gobierno, poco a poco – después de las locuras mesiánicas de Zelaya – se está tomando conciencia que no pueden seguir dilapidando recursos y que los impuestos no alcanzan para un clientelismo voraz como el que tenemos. Por supuesto, los corruptores siguen en el uso de la palabra, trasmitiendo un discurso de esperanzas perdidas, con el cual quieren desanimarnos a todos y convencernos que en este país de ratas, todos tenemos que correr a salvarnos, llevándonos en la boca alguna migaja de este país que se hace pedazos por las circunstancias.

No pretendo ignorar los problemas. Lo que no acepto de Villalobos es la declaración sin fundamento que aquí no hay, en el nivel interno, recursos y circunstancias para revertir las cosas. Y que el único camino que nos queda es depender de la ayuda internacional que debe volcarse, en forma generosa a resolver lo que los centroamericanos y los hondureños en particular, no hemos podido manejar siquiera. Ese aire de derrota y dependencia es el que rechazo.

En Honduras hay muchos hondureños que celebran a Villalobos. Unos por cobardía. Muchos porque son “maestros” de la desconfianza. Otros porque predican sobre los desastres y anuncian el fin de los tiempos. Cuentan los conflictos, magnifican los desacuerdos y maquillan las cifras para impresionar a quienes tienen las llaves de los cofres en donde se guarda la ayuda internacional.

Hace un tiempo convirtieron a San Pedro Sula en la capital mundial del sida, para obtener recursos con los cuales facilitar los proyectos de los médicos del gobierno. De repente, el desinterés desinflo las cifras. Ahora, el tema es el crimen, el narcotráfico, la inseguridad de los penales y la comodidad de los mercados. Por supuesto que debemos preocuparnos; pero no hay que plantearnos las cosas en términos apocalípticos cómo hace Villalobos, pasando por alto que en Somalia, la ayuda internacional no puede distribuir alimentos y los Estados Unidos tuvo que salir penosamente, derrotado militarmente en forma clara y contundente.

No hay por qué “cerrar” a Honduras; e irnos a ninguna parte. Ni mucho implorar la ayuda internacional que, no hemos podido manejar siquiera. Lo que hay que hacer es asumir el reto, ponernos de pie y salvar al país. Éso es lo que hay que hacer.

Fotografía: Tomada del Blog: http://joanantoniguerrero.blogspot.com/2010/04/un-experto-asegura-que-el-castrismo.html del artículo: Un experto asegura que el castrismo podría "derrumbarse mañana", del 2 de abril de 2010

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