SOBRE EL CAMBIO CLIMATICO

Juan Ramón Martínez.


Aunque Honduras es uno de los países más frágiles del mundo en términos de daños materiales provocados por huracanes, tormentas y otros fenómenos relacionados, el tema del cambio climático no ocupa ningún interés especial. La naturaleza se ve tan fuerte, se le considera invicta y dominante, por lo que mucha gente cree que nada se puede hacer para evitar sus golpes y sus emboscadas.


 Además, un sector de la población cínica ha descubierto que gracias a los golpes de la naturaleza, salimos ganando por lo que, en vez de anticipar los golpes de la naturaleza, mas bien los celebran porque con ellos consiguen ayuda internacional fruto de la compasión que los medios de comunicación provocan entre los países desarrollados cuando uno pobre es abatido por huracanes, tormentas tropicales o terremotos.


Desde esta perspectiva, el trabajo de previsión es difícil e incómodo. Sin embargo, no es imposible. Lo ha demostrado don Emilio Larach editando y poniendo en circulación una historieta ilustrada intitulada “Gotalinda, cuida el medio ambiente”; y que tenemos el gusto de tenerla sobre nuestro escritorio, en donde la hemos examinado en su calidad gráfica, en su diseño de presentación; y por supuesto, en lo referido al contenido y la acción que pretende conseguir entre las generaciones más jóvenes de nuestro país. Nuestras impresiones son favorables. La iniciativa es buena, adecuada a los intereses nacionales y altamente ejemplar porque proviene de una iniciativa particular que demuestra en gran forma, la responsabilidad que tienen los empresarios de éxito con el bienestar de la colectividad y el éxito de los hondureños. Solo los tontos – y don Emilio ha demostrado que no lo es – son los que siguen creyendo que el éxito de uno es fruto de la pobreza, el sacrificio y el desamparo de los demás.


Los buenos empresarios, capitalistas y modernos, saben que en la medida en que mejora el nivel de ingreso de sus clientes, aumenta la capacidad de compra y consumo de los mismos que, convertidos en clientes adquieren los bienes y servicios que aquellos colocan en el mercado. De aquí que, cualquiera cosa que se apunta a favor de su bienestar, regresa en término de beneficios a quien la promueve. Y mucho más seguro cuando se trata del cambio climático que, por sus efectos negativos se dirige de manera general en contra de todos.


El cambio climático – que observamos con facilidad, reaccionando asustados por las variables condiciones del tiempo y la temperatura ambiente – según Gotalinda, “es un fenómeno atribuido al ser humano y a su desarrollo industrial que altera la composición de la atmósfera e intensifica los eventos extremos el clima”. Y que, sigue diciendo, “está estrechamente vinculado con el efecto invernadero y con la emisión de gases, producto de la industrialización de las economías”. Lo importante de todo esto, es el reconocimiento que los seres humanos tenemos responsabilidades en la modificación del clima, porque en honor a la verdad cada uno de nosotros, desde los que quemamos leña hasta los que consumen gasolina o diesel en sus vehículos, nos convertimos en factores o fuerzas generadoras del problema.


Tomando conciencia de tal responsabilidad, algo se puede hacer. Las nuevas generaciones, a quienes va dirigida esta bella publicación elaborada por Calderón Publicidad para Larach y Compañía, pueden asumir tal responsabilidad y volverse sensibles, reduciendo el grado de participación en el establecimiento de un orden dañino en la naturaleza que compromete a la larga o a la corta, el grado de bienestar de los humanos.


En tal virtud, abrigamos la confianza que los escolares, a quienes le gustan estas bellas presentaciones en forma de historieta, aprovecharán estos conocimientos para cuando lleguen a adultos, asuman una mejor conducta en lo que a respeto y consideración del medio ambiente se refiere.


Congratulaciones don Emilio Larach por su valioso servicio a la comunidad nacional. Esperamos que otros empresarios, educadores y funcionarios, imitarán su ejemplo de sembrar en el terreno fértil de las nuevas generaciones conceptos transformadores, que generen nuevas conductas y nuevos comportamientos. Al fin y el cabo, este el único camino para salvar a Honduras.

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