LAS DUDAS SOBRE LOS APAGONES Y LAS CONTRATACIONES

[caption id="attachment_288" align="alignright" width="220" caption="Roberto Martínez Lozano"]Roberto Martínez Lozano[/caption]

Juan Ramón Martínez.


En los inicios del gobierno de Carlos Roberto Reina se puso en práctica la suspensión sin anuncio previo del servicio de energía eléctrica. Lo que al principio parecía una estrategia para facilitar la compra sin licitación de la energía suficiente que necesitaba el país, terminó por convertirse en la mayor crisis energética de toda la historia del país. Francisco Rodríguez, ex director gerente de la ENEE, dejó una nota al Presidente Reina anticipándole que si no se tomaban decisiones rápidas, el país entraría en un desfase entre la oferta y la demanda de energía eléctrica. Cómo se acostumbra aquí, se postergó la decisión; y al final el país estuvo al borde de la paralización. Gracias al apoyo internacional, tal cosa no ocurrió; pero el precio que tuvimos que pagar desde entonces ha sido muy alto. El cambio de la matríz energética, centrada desde entonces más en la generación térmica que en la producida por la caída de las aguas, significó una elevación de costos todavía no medidos a la fecha.


Desde entonces nos quedó un amargo sabor en la boca y el sentimiento que las autoridades no nos decían la verdad. Y que, más bien, en sus declaraciones había el discreto encanto por la mentira que cubría intereses privados y públicos de naturaleza innoble. Posteriormente, los apagones fueron justificados por la falta de agua en las represas, por rayos caídos en las centrales de conversión y sobre las mismas líneas de trasmisión. Tuvimos el sentimiento que tampoco nos decían la verdad, que se jugaba con la bondad e ingenuidad del pueblo hondureño; y que detrás, habían intereses económicos muy precisos, que escondían finalidades poco honradas.


Ahora, con la “pinche” compra de 50 megavatios para atender la demanda energética, como dice Roberto Martínez Lozano, han vuelto a surgir las dudas si, en efecto, se trata de un problema; o de la creación artificial de las condiciones para operar algún arreglo económico signado por la inmoralidad y la indecencia. Como muy poca gente le explica al común de los ciudadanos – entre los cuales nos incluimos nosotros – nuevamente nos han llamado la atención cosas extrañas. Por un lado, se anunció que ya tendremos energía eólica en cantidades suficientes para equiparar la demanda con la oferta instalada. Y el tema se saca en lo mejor de la temporada de las lluvias. Por lo que al final, no ha faltado quien, con más imaginación que los hechos comprobables, haya dicho que se trata de una enorme movida para hacer una contratación directa en donde unos grupos económicos luchan unos en contra de otros; y en que, el gran ganancioso será el recaudador de impuestos para financiar con ellos, las necesidades de la campaña electoral del partido en el gobierno.


Eso si, nos llama la atención la focalización del problema y la fórmula para resolverlo. Mientras la ENEE, por medio de su Director Gerente favorece la compra inmediata por medio de un proceso de urgencia, la empresa privada de SPS especialmente, presenta la alternativa técnica de modificar las interconexiones y hacer reparaciones mínimas para eliminar los obstáculos que afectan la trasmisión de la energía. Y lo que más interesa, en este mundo de tan poca clarificación del problema, es que uno de los que se opone a la contratación de los cincuenta megavatios, es un ex gerente de la ENEE, con experiencia suficiente y con credibilidad profesional a la altura del problema que nos ocupa.


El principal obstáculo que obscurece el asunto es la falta de confianza en las autoridades. Si la ENEE gozara de credibilidad suficiente, su palabra bastaría para que todos respaldáramos sus propuestas. Pero como nos hemos visto sometidos a la manipulación y al engaño en el cercano pasado, tenemos dudas razonables no solo de la empresa eléctrica, sino que también de los líderes empresariales en vista que no sabemos desde qué lado están tirando la cuerda, porque lo que puede pasar como un gesto patriótico para proteger los intereses nacionales, también puede esconder la lucha de un grupo económico que está trabajando en contra de otro que sería beneficiado con la contratación de urgencia que plantea la ENEE. Más claridad, un poco más de confianza, eliminaría el riesgo de la manipulación y el engaño que olemos, desde largo en este asunto de los apagones.

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