CÓMO “RECONSTRUIR” A LA POLICÍA

 Juan Ramón Martínez.




[caption id="attachment_443" align="alignright" width="225" caption=""armed cop, armed pig", graffiti inglés. (Ejemplifica cuando el miedo se convierte en odio)"]"armed cop, armed pig"[/caption]

No solo es cosa de rotación de oficiales, escondiendo la “basura”. Ó de la creación de nuevas organizaciones para recobrar la confianza en una institución dañada por la instrumentalización, los conflictos de intereses y la corrupción. Es necesario, devolverle el sentido de ser a la institución policial, dinamizarla con nuevas generaciones de personas, volver al respeto jerárquico y la antigüedad – que Álvarez se pasó por mala parte sea dicho – transformar los sistemas de reclutamiento de los policías y oficiales y la creación de mecanismos para que la actividad policial, sea exclusiva. De forma que desaparezcan los conflictos de interés en que los Jefes Policiales son simultáneamente, autoridades y empresarios que usan el cargo, para aumentar sus ganancias.


La Policía tiene que volver a ser un servicio noble a la seguridad del pueblo hondureño. A sus filas no pueden ingresar personas que buscan enriquecerse aprovechando las buenas y las malas de la institución; o que la quieran usar políticamente como lo ha hecho Álvarez, a vista y paciencia de todos. Al extremo que éste al final, se embrocó en un precipicio de donde difícilmente se recuperará. Aunque el pueblo tiene mala memoria, los medios – a los cuales no podrá encariñar con sus generosas “atenciones”—ya no podrán continuar engañando al público en el sentido que Óscar Álvarez tiene algo que ofrecer, a partir de éxitos falsos que ahora nadie puede sostener.


No se puede hacer policía a cualquier persona. No solo hace falta que haya concluido la educación primaria, tres o cuatro meses de entrenamiento – enormes fallas y cínicas expresiones como las que usan durante las marchas, afirmando que después de las fatigas, sus billeteras se llenarán de billetes de a cien – ó estar acosado por el desempleo. Solo unos pocos, de real vocación policial, deben ser aceptados para ingresar a sus filas, utilizando un reformado sistema formativo en donde los valores del servicio, la honradez y el respeto a la ley y a los derechos humanos de los ciudadanos, sean los ejes de accionar futuro.


Tampoco pueden ser aspirantes a oficiales los compatriotas tan solo porque han concluido sus estudios secundarios. Hay que preseleccionar a jóvenes decentes, psicológicamente equilibrados, miembros de familias integradas y estables; y con voluntad de servicio a la función policial. El sistema de reclutamiento, que ha dado “las frutas podridas” a las que se refiere Lobo Sosa debe ser cuestionado y modificado drásticamente. Pero hay que eliminar igualmente, que esos estudios sean medios para el logro de otros objetivos. La Institución policial debe formar policías, dejando que sean otras las instituciones las que forjen a los otros profesionales que necesita el país. La UNAH debe revisar los acuerdos con la Policía, tanto porque no han dado los resultados buscados, como porque no es cierto que los abogados policías sean mejores, más honrados y más honestos.


Por mientras estas reformas nos dan una nueva generación de honrados y dedicados policías, hay que reconstruir lo que los políticos han hecho mal. Hay que devolverle su carácter jerárquico a la Policía, dándoles seguridad a sus miembros que los ascensos y la ocupación de cargos, estarán supeditados exclusivamente a méritos y antigüedad. El que Álvarez haya preferido a la “quinta promoción” para gobernar, desplazando a la que le correspondía el ejercicio de las posiciones, ha hecho un daño que no hay que permitir que vuelva a ocurrir. Por ello, al tiempo que no se deben nombrar a personas poco calificadas en el cargo de Ministros, hay que reclamar que éstos no sean políticos. Ó los que sin serlo, utilicen el tema de la seguridad y la función policial como una escala para permitirles el logro de sus intereses partidarios.


Finalmente hay que obligar a que los oficiales tengan dedicación absoluta a sus deberes. De forma que no puedan dirigir o ser miembros de empresas económicas que creen conflictos de intereses. Serán Policías profesionales o empresarios. El Estado no puede permitir, porque ello es una inmoralidad, que el aparato público facilite el enriquecimiento de unos pocos por medio de la utilización de sus facilidades. Legales o ilegales.   


Fotografía:Attribution Some rights reserved by bixentro

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