COSAS DEL ESPAÑOL (1): UNA LENGUA CON DOS NOMBRES

 

Miguel de Cervantes

En el año 1611 vio la luz el primer gran diccionario monolingüe de nuestra lengua, obra del lexicógrafo canónigo de la catedral de Cuenca Sebastián Covarrubias que lo denominó Tesoro de la Lengua Castellana o española. El título resulta significativo, pues deja clara una realidad, ya patenté en tiempos de los Reyes Catolices, la identificación de los términos español y castellano para designar el idioma “nacional”. Sin embargo, la controversia ocupa de cuando en cuando las páginas de los medios de comunicación.

La realidad es que, a partir de cierto momento entre los siglos XV y XVI, el castellano comienza a utilizarse como lengua franca en toda España, una vez que salta desde su foco original, las ciudades de mayor potencia demográfica de Castilla – Burgos, Valladolid, Toledo, Salamanca, Córdova o Sevilla— hacia otros núcleos urbanos de Aragón, Levante, Navarra, Galicia o Cataluña, con los que existen relaciones comerciales cada vez mas fluidas. Fruto del contacto con las gentes de estas regiones, se van incorporando a la lengua diversos elementos hasta llegar a configurar una herramienta de comunicación en el ámbito comercial, la administración de justicia, el funcionamiento de las instituciones locales y la vida ciudadana. A este vehículo de expresión cada vez más extendido se le empieza a llamar español, al tiempo que, conserva su denominación de castellano. Ambas voces se alternan en pacífica coexistencia.
Hoy en día, se utilizan los dos vocablos para designar la lengua común de España y de gran parte de los países de América. El termino español es el empleado internacionalmente en referencia al idioma que hablan alrededor de quinientos millones de individuos. Se reserva el termino castellano para aludir al dialecto románico nacido en el reino de Castilla en época medieval, o bien el dialecto del español que hoy se habla en dicha región.

Tras los procesos de independencia de las nuevas repúblicas americanas, los recién nacidos países se inclinaron por el termino castellano. En la actualidad, las preferencias están repartidas: más o menos la mitad de las constituciones de los estados hispanohablantes de América utilizan la forma castellano y el resto opta por español (*). Asimismo, y puesto que en España existe una situación de cooficialidad entre lenguas en determinados territorios, no es de extrañar que gallegos, vascos y catalanes se hayan inclinado tradicionalmente por la denominación castellano. Tampoco puede extrañar que gentes de fuera de Castilla que agregaron a esta lengua particularidades idiomáticas que la transformaron, enriqueciéndola, hayan optado por la palabra español. Es preferible alejar la discusión de una cuestión tan secundaria y no perder de vista que, cómo ya apuntara el ilustre capellán de Felipe II, nuestra lengua, castellano o español, es un “tesoro” que compartimos millones de habitantes.

(*) En la Constitución reformista de Marco Aurelio Soto, se introduce por primera vez, la disposición que el idioma oficial de Honduras es el castellano. Por tal decisión, la RAE, nombró académico correspondiente al gobernante hondureño. En la Constitución de 1982, en el artículo 6, se establece que “El idioma oficial de Honduras es el español. El Estado protegerá su pureza e incrementará su enseñanza”.

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