DOS AÑOS, APROXIMACIONES A UNA EVALUACIÓN

Juan Ramón Martínez.


Desde hace varios años Honduras no crece en forma sostenida. Una cosa son las cifras oficiales, los discursos y las declaraciones de los altos funcionarios del país. La verdad es que requerimos más de cincuenta años para duplicar el Producto Interno Bruto y cerca de 70 para hacerlo con las exportaciones. Y por más que se diga lo contrario, en las últimas dos décadas, el desempleo ha ido en aumento y solo salvan al país, unas pocas iniciativas de algunos empresarios agresivos y la fortaleza de los pobres. Tanto para sobrevivir, multiplicando las tortillas en un milagro diario; como en su capacidad para inventarse empleos, dentro de una economía sumergida a la que nadie, gracias a Dios, le presta atención. En estos 20 años, son los pobres, más que los ricos, los que sostienen el país, por medio de las remesas que desde el exterior envían a sus familiares, las que captura el Banco Central; y que usa para balancear la economía nacional. 


En esta situación, el gobierno sigue siendo una carga desproporcionada en las espaldas de la sociedad y de la ciudadanía en lo particular. Aunque aquí pagamos más impuestos que en muchos países desarrollados, lo que se recibe del gobierno a cambio son malos servicios; y muy poco respaldo para salir adelante cuando las cosas no nos salen bien. Pero lo más grave de todo, es la capacidad auto destructiva del sector público que, pese a que nos sangra en una forma desconsiderada, su afán “alimentario” y su vocación por el gasto innecesario no tienen fin. A la fecha, desde finales del gobierno de Juan Manuel Gálvez, cada año que ha pasado, el gobierno se ha manejado dentro de un presupuesto deficitario en una fiesta de gasto irresponsable, de corrupción inobjetable y de acciones destinadas a frenar la iniciativa de los particulares. 


Los observadores económicos más ideologizados, atribuyen estos magros resultados que deben preocuparnos a todos, a fallas en el modelo; o a excesos del sistema capitalista, al que califican como criminal e inhumano. Pero la verdad es más simple: carecemos de una clase media emprendedora, dependemos de los empresarios extranjeros mas allá de lo conveniente, operamos en un sistema educativo deficiente que, además no estimula el orgullo, el sentimiento de nacionalidad y la búsqueda de lo mejor compitiendo con los demás. Y contamos con un gobierno que no cumple con sus obligaciones, carece de voluntad para desempeñarse como motivador; y es más bien un parásito que busca destruir a la “res” sobre la que se sostiene. En fin, somos una sociedad de mera subsistencia, sin voluntad de ir hacia adelante, a la espera que vengan de afuera los que nos van a salvar en la medida en que exageremos los delitos, el sufrimiento de las mujeres, el desamparo de los niños y los abusos que los hondureños más fuertes hacen en contra de los más pobres. 




[caption id="" align="alignright" width="454" caption="Puerto Castilla, Honduras (May 4, 2006) - President of the Republic of Honduras, Jose Manuel Zelaya, receives honors from sideboys aboard the guided missile frigate USS Underwood (FFG 36). President Zelaya toured Underwood and thanked the crew for their outstanding community relationUs efforts in Honduras. Underwood is part of the George Washington Carrier Strike group participating in Partnership of the Americas, a maritime training and readiness deployment of the U.S. Naval Forces with Caribbean and Latin American countries in support of Southern Command's (SOUTHCOM) objectives for enhanced maritime security. U.S. Navy photo by Journalist Seaman Charles A. Ordoqui (RELEASED)"]Mel imperialista?[/caption]

Es decir que lo que estamos haciendo, se dirige hacia el afianzamiento de la pobreza. El despilfarro que hiciera el gobierno de Zelaya de los recursos de la estrategia en contra de la pobreza, el populismo que ha hecho creer a muchos que su felicidad depende de la voluntad del gobierno; y no de su iniciativa individual y autónoma; y la operación de un sistema de gobierno que opera como obstáculo para el ejercicio de la voluntad individual y grupal de la ciudadanía, no pueden producir otro resultado que el que vemos: pobreza y miseria en crecimiento.


De la misma manera, si queremos dejar de ser pobres – cosa que no es rentable ni siquiera para los sinvergüenzas que viven de las franjas más inocentes de la pobreza – necesitamos liberarnos de los complejos de inferioridad que tanto nos dañan, aprender de las formulas de crecimiento de los demás países que han tenido éxito, ponernos de acuerdo para dejar de perder el tiempo y consagrarnos, más que a la inútil discusión política, que nos da cada vez más de lo mismo y con menor calidad, a la acción colectiva, productora y generadora de bienes y servicios con los cuales lograr un mejor nivel de vida que el que tenemos. El camino simple, que propagaban los ideólogos que acompañaron a Zelaya más como pitoretas infantiles que como adultos creadores y modificadores de la realidad, es tonto. Lo que tenemos que hacer es concertarnos, dejar de pelear sobre bobadas, invertir sin miedo; y trabajar intensamente. Ese es el camino.


Fotografía: This file is a work of a sailor or employee of the U.S. Navy, taken or made during the course of the person's official duties. As a work of the U.S. federal government, the image is in the public domain.


Licencia: Dominio Público. This file is a work of a sailor or employee of the U.S. Navy, taken or made during the course of the person's official duties. As a work of the U.S. federal government, the image is in the public domain.

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