LOS PARPADEOS DEL PRESIDENTE LOBO

Juan Ramón Martínez.




[caption id="" align="alignright" width="403" caption="Porfirio Lobo Sosa, presidente de Honduras."]Porfirio Lobo Sosa[/caption]

En muchas oportunidades escuchamos quejas de los gobernantes con respecto a la impericia y falta de voluntad de sus subordinados. En una oportunidad conversando con Vinicio Cerezo, nos explicaba que aunque los gobernantes de la región querían que avanzara la integración aduanera en Centroamérica, los funcionarios de segunda y tercera categoría, imponían su voluntad. Y creaban los mecanismos adecuados para oponerse y hacer lo contrario que pedían los dignatarios en cada una de las reuniones en que participaban. Pero nunca antes habíamos escuchado a un gobernante diciendo que apenas cerraba un ojo, le metían goles los subordinados suyos, aprobando inmoralidades o respaldando contratos lesivos al interés nacional y el bolsillo de los hondureños y de los extranjeros que nos visitan en los últimos dos casos referidos por el Presidente Lobo. Aunque la expresión que usó Lobo no está a la altura de su carácter de gobernante, tiene una fuerza expresiva que nos ha hecho entender que las cosas se han vuelto al revés; y que no es el “lobo” el que amenaza a Caperucita, sino que es ésta la que, coludida con grupos de transeúntes criminales, tiene acorralado al gobernante engañándole en las primeras de cambio. 


Lo dicho en forma pintoresca por el Presidente Lobo, nos está indicando que ni más ni menos que, en la medida en que el gobierno crece y se concentran las cosas en la Presidencial, las limitaciones del titular del Ejecutivo se vuelven mayores. Nos imaginamos que en la sede presidencial se deben aprobar y decidir millares de cosas durante un mes. Y que darle seguimiento por parte del gobernante, por más que el así lo quisiera, sería materialmente imposible. Por ello es que desde el principio, cuando el país solo tenía tres o cuatro ministros, se descentralizó la operación gubernativa de tal manera que los Secretarios de Estado eran responsables sobre los temas de su competencia. Y además, tenían cómo había que esperarse control absoluto de los mismos. 


Ahora las dimensiones de la administración pública son gigantescas. Y todo pasa por la firma del Presidente de la República, desde el nombramiento de un Conserje hasta la remoción de un “Ministro” enamorado del cargo que se resiste a irse para su casa, a vivir de las nostalgias. Adicionalmente, el gobierno de Honduras se ha convertido en el principal cliente para grupos empresariales, mafias delincuenciales e incluso malabaristas y saltimbanquis de paso. Cada uno viene como los gitanos de Melquiades, a vender maquinaria, a alquilar equipos para hacer tarjetas e incluso a convencer a los crédulos empleados públicos hondureños, cómo mejorar la producción agropecuaria, mediante nuevos sistemas de plantación, fumigación o riego. Y alrededor de estos negociantes ansiosos, siempre están los hondureños amigos del gobierno, dispuestos a operar como intermediarios, para convencer al gobernante que el negocio es bueno y necesario para los intereses nacionales. Los delincuentes internacionales, vendedores de ilusiones y colocadores de equipos inservibles o innecesarios como los cuartos fríos de Puerto Cortés, usan de intermediarios a hondureños para lograr las firmas del titular del Ejecutivo. Consiguiendo lo que Lobo Sosa en forma pintoresca llama, en un lenguaje deportivo “goles” extraordinarios. Como estos dos que estuvieron a punto de encajarle, en el momento mismo en que cerró los ojos. 


Al margen de otros controles de supervisión que se pudieran establecer, creemos que hay que crear un cargo especial, consistente en una persona que mantenga despierto el Presidente de la República, de forma que en ningún momento – ni siquiera en aquellos de máxima fatiga – el gobernante cierre los ojos. De este modo, tendremos la seguridad que los picarillos, de los que siempre están rodeados los titulares del ejecutivo, les meten esos goles de campo que ha mencionado en forma pintoresca Lobo que, pese a todo, siempre se mantiene alerta, evitando que los delincuentes de cuello blanco, se salgan con la suya. 


Entonces, a buscar el que se encargará de mantener con los ojos abiertos a Lobo Sosa. Bien contándole historias, anunciándole las embestidas de los delincuentes susurrándole chistes o simplemente gritándole consignas. Cómo hacen en los campos de fútbol con los buenos porteros. Que así evitan los goles aéreos tontos.


Fotografía: "Tegucigalpa - O presidente eleito de Honduras, Porfírio "Pepe" Lobo, que toma posse para quatro anos de mandato." 27 de enero de 2010


Fuente: Agência Brasil


Autor: Foto: Wilson Dias/ABr


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