UY, REGRESA ZELAYA?
Juan Ramón Martínez.
[caption id="" align="alignright" width="514" caption="Manuel Zelaya con George Bush, Septiembre 18, 2006."][/caption]
Julio Navarro, una especie de “enterrador” bien informado, acabada de decirle a los líderes del Partido Liberal, que no tienen otra alternativa que preparar su funeral. Que sus bases no existen, que no representan a nadie; y que su liderazgo no despierta el más mínimo interés por varias razones. Pero resalta una de ellas: el abandono del Partido Liberal de sus visiones reformadoras y el rechazo del líder que los pudo haber salvado de la muerte anunciada. Este líder es Manuel Zelaya que, pese a sus probadas y publicitadas limitaciones, según Navarro es el único que podía en su momento aglutinar las desencantadas bases que no encontraban en el viejo discurso liberal, lleno de nostalgias pero sin fuerza para la esperanza.
Pudieron ponerse de pie, abriéndole la puerta al socialismo rojo, dejando atrás un viejo partido que ofrece cosas inútiles en las que las clases populares no creen en absoluto. Navarro no habla por hablar. El tiene mucha experiencia como liberal activo y como analista muy serio en el manejo de la información puntual. En lo primero siempre fue un eterno candidato a Ministro de Educación. En lo segundo, en la última fase del conflicto del 2009, ocupaba la primera línea entre los asesores de Zelaya, quien aparentemente le escuchaba, cómo ocurre con todos los líderes en situaciones similares, cuando coincidía con los deseos suyos.
Unas pocas semanas antes que ocurriera el contragolpe que sacó a Zelaya de la Presidencia de la República, Navarro nos dijo que el jefe del Ejecutivo no necesitaba del Partido Liberal. Que lo importante era su figura. Y que en consecuencia, el partido y las bases se congregarían a su alrededor. Cuando le planteé que el Partido Liberal no seguiría a Zelaya en su camino hacia el suicidio, me respondió con firmeza y arrogancia, que si el PL no lo respaldaba, Zelaya alquilaría un partido político. Y concluyó diciéndome: y hay muchos partidos que se alquilan; y no creas, expresó, “que cobran mucho”.
Aparentemente Navarro ha cambiado su visión. Es coherente con su probado talento y sus habilidades para manejar las cifras y explicar las causas por las que las cosas son como son. Hasta ahora el PL ha resistido la agresión de Zelaya y sus seguidores. Los liberales sienten el compromiso histórico con un partido que ha formado parte de su identidad y de su interés personal y familiar. Por ello Zelaya ha escogido el camino de un liberal socialista. Sin aclarar mucho las cosas, sabiendo que lo que valen son las palabras repetidas. Mientras las masas liberales son víctimas del desconcierto porque sus líderes no defienden al PL y no le contestan, con la energía y la fuerza que caracterizó al liderazgo de este partido político a Zelaya, que por su propia voluntad, ha decidido ser reconocido como el destructor y enterrador – no podía hacer lo primero sin concluir con lo segundo – del Partido Liberal. El Partido que lo hizo figura y Presidente, sin merecerlo.
Por eso es que, como el “muerto” se resiste a morirse, Julio Navarro busca el corazón del liberalismo para darle la estocada final. Y lo mejor es decirle a sus miembros que están destruidos, que no valen nada; y que en las próximas elecciones, Zelaya impondrá a su señora esposa para que gobierne, haga los mandados y obedezca sus órdenes, como no podía ser de otra manera en un líder ganadero que sabe cómo tratar a sus subordinados. Nadie en su sano juicio puede, en este momento, pasar por alto las declaraciones de Navarro. Conoce los síntomas y ha auscultado al Partido Liberal por lo que le dice a sus líderes que preparen la mortaja, compren el ataúd y preparen el café, las “tustacas” y el pan de yema para la larga vela con la cual hay honrar al partido que hasta hace unos años, todos – Zelaya y Navarro – decían que era el único que podía hacer las reformas requiere el país para su transformación y desarrollo sin pausa.
El problema es que los hechos – lanzamiento de Villeda Bermúdez en Choluteca – no coinciden con las cifras de Navarro, que dicho sea de paso no ha contado de donde las ha sacado. De todas formas para un partido moribundo, la energía que despliega hace pensar que el enterrador está equivocado o el partido muerto se hace el “fallecido” para levantarse; y sorprender a los que creen que por el simple juego de las palabras y los deseos, ha cumplido su función sobre la tierra.
Fotografía: White House photo by Eric Draper. This image is a work of an employee of the Executive Office of the President of the United States, taken or made during the course of the person's official duties. As a work of the U.S. federal government, the image is in thepublic domain.
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