LA VISITA DE PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Juan Ramón Martínez.




[caption id="" align="alignleft" width="340" caption="Felipe, Príncipe de Asturias"]Felipe, Príncipe de Asturias[/caption]

Más vale una rectificación a tiempo, que la persistencia en un error que en el largo plazo puede crear enconos innecesarios. La visita del Príncipe de Asturias a Tegucigalpa, rectifica un error de la política exterior española; y coloca las cosas en la perspectiva que se merecen. No haber venido a la toma de posesión del Presidente Lobo Sosa, cuya elección fue el resultado de un proceso dirigido por una institución independiente como el Tribunal Superior de Elecciones; y llegar a la de Nicaragua, cuyos resultados han sido cuestionados por casi todo el mundo, constituye una incoherencia de la cual por supuesto el Príncipe Felipe no es responsable. La decisión de no venir a Tegucigalpa el 27 de enero del 2010, fue una recomendación de Moratinos, cuya inclinación por Chávez no le permitía saber hacia dónde iban las cosas. Tampoco el Príncipe Felipe y la Corona Española tienen que ver con el tratamiento poco fraterno que le dispensara el gobierno de Zapatero al embajador en Madrid después de los acontecimientos de junio del 2009. Honduras a su vez, expulsó al embajador español. 


Ahora, más serenos y fuera del juego manipulador orquestado por Chávez y sus “mariachis”, la visita del Príncipe Felipe es un honor y una suerte de reconocimiento tácito de un error de apreciación que, aceptamos, dentro de la fraternidad que pese a todo, manejamos con España. Y por supuesto sin triunfalismos y arrogancias indebidas. Más bien nos parece que, aunque dentro de las buenas familias hay diferencias, esta que nos separó momentáneamente en una circunstancia que nos hacía falta el calor y la simpatía de España, tiene ahora en la visita de Felipe de Borbón, un final feliz y una indicación que las cosas, vueltas a la realidad, nos permitirán caminar juntos, haciendo negocios, intercambiando exportaciones y prestándonos apoyos mutuos como corresponde. 


España es muy querida por los hondureños. Sus acentos son muy claros en la cultura, en la política y en los negocios. Incluso en la obligada diáspora de los hondureños que no tienen empleo, muchos miles de compatriotas han encontrado junto a los españoles y sus dificultades, un espacio en donde ganarse la vida decentemente. Los españoles que residen en Honduras; o que tienen negocios aquí, saben que se les quiere y se les respeta. Hondureños y españoles, --especialmente los castellano-manchegos --, tienen el mismo acento, no solo en el manejo de la bella lengua de Cervantes, sino que en el sueño compartido de un destino mejor. Que la visita de su Majestad el príncipe Felipe de Borbón, sea la oportunidad para el reencuentro fraterno, para el reanudar unas relaciones prometedoras y para limpiar las briznas de incomprensión que una política exterior desafortunada de ambas partes creó entre dos países llamados a la hermandad y la fraternidad. Por todo ello, debemos congratularnos y felicitarnos. 


Aquí, se quiere a España. Aquí se quiere al Rey y a su hijo. Y por supuesto, se le tiene obligado afecto y cariño a la Princesa Leticia, en la cual vemos – saltándonos del protocolo – más que una miembro de la realeza a una colega que ejerció el periodismo con el mismo entusiasmo cómo lo hacemos los que emborronamos cuartillas, damos noticias o ejercemos la crítica política, social y económica. Lástima que esta vez no haya acompañado al Príncipe Felipe. 


En fin, en nombre de todos, estrechamos las manos de Felipe, trasmitiéndoles el cariño y el afecto de los hondureños que nunca, ni siquiera después de la independencia – y mucho menos ahora, doscientos años después de “La Pepa” – ha perdido el calor que se merece una relación que produjeron las circunstancias; pero que enriquece el obligado sentimiento de compartir una lengua y una cultura democrática común. 


Superado el incidente en donde la apreciación se impuso a las realidades y a las obligaciones fraternas, Honduras y España deben seguir, una al lado de la otra, caminando juntas en la ruta del crecimiento económico, del fortalecimiento mutuo de sus instituciones, el desarrollo político y la ampliación del mundo hispánico, llamado a ocupar un lugar de influencia en el escenario internacional. Honduras está al lado de España. España, con la visita del Príncipe Felipe, está con Honduras. Que vivan nuestras dos naciones y que la amistad se imponga siempre.


Fuente de Fotografía: http://www.senat.gov.pl/k7/agenda/goscie/2008/080507/1.jpg


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