CINCO POEMAS DE RAFAEL ÁNGEL VALLADARES RÍOS

 Nery Alexis Gaitán

 


Rafael Ángel Valladares Ríos

 

 Nació el 18 de diciembre de 1970 en Tegucigalpa. Realizó estudios en el Instituto San Francisco de esta ciudad, y en el colegio J. H. Leclerc en la Provincia de Quebec, Canadá, donde aprendió y perfeccionó su manejo del inglés y francés. Seguidamente estudió varios años la Carrera de Derecho en la UNAH, y también una Licenciatura en Inglés en la UPNFM. Durante algún tiempo viajó por Europa y Latinoamérica, residiendo en Ámsterdam, Managua y Montreal, ciudades que le marcaron, y de donde recoge un gran bagaje cultural que inspira gran parte de su producción literaria.

Por su labor literaria ha recibido, entre otras, las siguientes distinciones: “Mención de Honor” del Premio Juan Ramón Molina, en la Rama de Poesía, en el Primer Concurso Inter-Universitario Literario Nacional, Rafael Heliodoro Valle, 1891-1991. Tegucigalpa, Honduras. Premio Único en Narrativa (Cuento) Educación Inter-universitaria, en el Certamen Literario Bicentenario Morazánico. 1992. UPNFM. Ganador del Concurso de Poesía, Facultad de Humanidades, Departamento de Letras y Lenguas, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, 2014.

La casi totalidad de sus obras permanecen todavía inéditas, solamente promocionando textos a través de redes sociales donde ha recibido una positiva acogida. Su poesía es un mirar profundo sobre la existencia, reivindica el amor, en donde lo erótico tiene un lugar preponderante.

Su obra es, POESÍA: Contacto (2000), publicado en edición privada en 2017. Obra inédita: Voces (2001), Cosas infames (2003), Jet Lang (1999-2004), Rock Superestrella (2008), Pop Lived Love (poemario en inglés, 2010), Un eco interminable y flexible (2010), Sirena desde las honduras (2014), El enfermo de amor (2017), El cuento de mi vida (antología de poemas publicados en redes sociales, 2011-2023). CUENTO: El espejo y el eco (inédito, 1992-2020), Desvelo (inédito, 2023). NOVELA: Poderoso Edén (2024, inédita).


DADOS ABSTRACTOS DURANTE UN SUEÑO DE VERANO

Dados se extravían entre mi carne y el deseo
virando durante una alucinante metrópolis de concreto
severísimo
sobre este planeta viejo.
Verán que me deseo a mí mismo
grotescamente devorando las entrañas
expuestas.
Entretanto, el astro
del olvido vuelve a pasar rapante
y borra
aquellas memorias bellísimas
que guardábamos todos
como un raudal.
Pero hoy nada más habré de pronunciar pues
las palabras han perdido su motivo.
Recobremos el instinto ahora que
los vocablos carecen de hado.
Entonces,
¿Cómo poder enfatizar aquello que razono abstracto?

SIRENA DESDE LAS HONDURAS

Escucho el rugir del mar
contra las rompientes
allá arriba
estallando las rocas deformes
y percibo
cómo el reflujo se desquita contra el planeta,
las islas y playones de nadie
esas dunas de ninguno.
Atiendo el lamento de este océano
que, aunque corpulento y hermoso
desconoce
la tierna furia de sus aletazos acuosos y
el empuje que da a mis saltos hacia la luna.
Y pobre, no se da cuenta de la azulina nostalgia
que provoca en millones de pupilas asombradas ante
su imperfecta nobleza.
Escucho tercamente
ese violento insistir por la vida
hacia las peñas
azotando la costa de este país extraviado
aquí en el Caribe más enfermo, más pobre que existe
pero siempre el más hermoso.

JUEGO FATUO

La muerte agazapada
detrás de helechos y geranios y rocas verduscas
acecha maligna,
pero yo, que ya antes la he evadido,
me escapo veloz de su inexorable guadaña.
Ella, magnánima y vanidosa,
suelta una risotada burlona
y me grita “será otro día”,
pues se encuentra fastidiada
de este juego circular y fatuo.
–Cerca, Borges, Neruda y Poe
murmuran y se burlan de la incómoda situación–.
Y así, cada jornada aguardo a esa compañera indignada,
y ella, cada tarde menguante,
se aleja, por ventura reticente.

FIESTA

Cara muda, labios carnosos, ojo ciego, corazón ardiente.
Mano inquisidora, lengua suspicaz, tus labios cárnicos repasando mi ciego corazón.
Una copa en la mano, en alto, celebrando la muerte y tu vida, mientras esa lengua me remueve por dentro y apaga este virus en fuego.
Fiesta. La vida es una canción que hace pop o reguetón, y que resuena por todas las calles pobres de mi país pobre, pero tú solamente deseas manos lascivas, el fuerte olor de mi sudor resbalando desde ojos mudos.
Quizás los amigos desertaron espantados ante el ímpetu del alma, ante el arrebato de los sentidos desprovistos de sosiego, pero levanto esta copa y celebro al amor, mi amor, que habrá de sucumbir a las fiebres plagadas de ensueño.
El frio invernal vendrá y se instalará en este año, porque dentro de mi habitación sólo vive hielo, la hiel de los que me odian constantes.
Admiro a los que me provocaron dolor, todavía los recuerdo, a ellos, durante esta melodía pum pum, bajos y agudos estridentes entre luces neón. Mis enemigos, ellos están enamorados de una jerga que remueve mediocridad.
No quisiera hacer de esto un asunto propio, pero, ojos ciegos, corazón roto, cuerpos enfermos, manos lascivas y horas muertas he sido.
Yo mismo soy muerte y felicidad, la ironía de esta música que se quiebra y se desparrama por mi calle, afuera, en mi país en llamas quizá.
Cara rota, labios estrujados, ojos vidriosos, corazón fogoso.
Mano audaz, en alto, celebrando la próxima contienda contra tu palabra mordaz.
Fiesta.
La vida fue una fiesta antes que fuera coronada. Resonó fuerte, ahora solamente escucho ecos de aquello.
Los amigos murieron, algunos se evaporaron en la neblina del tiempo, muchos fueron abducidos por la nueva peste.
Admiro a los que me aman, de ellos es el verdadero reino de los Cielos.
No quise hacer de estas líneas un asunto propio, pero la sátira de esta melodía manda trasquilar la humanidad.
Alguien me ha preguntado qué escribo. Un poema he contestado, casi impávido.
Afuera la noche pretende enamorarme.
Yo no salgo.
La neblina es veneno, y las estrellas demonios celestes y enfermos.

NIÑOS Y CARRUSEL


Este sueño
dando vueltas durante el carrusel
que ciertamente eres tú
desandando vuelta tras vuelta el mundo
mientras grito a todo grito hondo
que eres veneno mágico que me recorre
como caramelo lamiendo mis venas
desde muy dentro
porque eres esa mujer o ese hombre imponente
que habrá de navegar mí piel durante la noche
ciega que nos acecha obscena
desde antes que fuéramos niños desprovistos
de amor.

Pon tu mano sobre la piel muerta que muere lenta
para cerrar mis ojos y así conectar
aquello invisible con la portentosa fuerza
de este huracán de trópicos que se arremolina dentro
del pecho horadado de malignas palabras
pronunciadas por ellos, por aquellos que nos señalan
injustos, vagos e inciertos
malsanos entes asesinando los infantes del gozo pasión.

Bésame desde este sueño que nos hemos soñado juntos
y desandemos por siempre este carrusel
girando a todo grito como caramelo dentro de
tus venas
las que han sido el conducto de este veneno
que nos ahoga en un bellísimo estrépito acuoso
desde antes que fuéramos niños desprovistos de dolor.

Fuente: Gaitán, N. A. Canon Poético Hondureño (obra inédita).

 

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