GOTAS DEL SABER (115)

 Juan Ramón Martínez

I


El 31 de julio de 1952, fue fundado el Instituto Hondureño de Antropología e Historia. Su primer director fue Jesús Núñez Chinchilla. Gobernaba el país, Juan Manuel Gálvez Durón. El ministro de Educación era Julio C. Palacios. Chinchilla “había nacido el 31 de agosto de 1915 en Ocotepeque, muy cerca del ambiente arqueológico de Ruinas de Copán. Estudió para ser profesor de educación media en una de las escuelas normales de occidente y para 1936 era el director de un colegio en aquella localidad. Fue a estudiar a la Universidad Nacional Autónoma de México especializándose en Arqueología y Antropología participando en renombrados centros de estudios del área y hasta su muerte, en 1973, se dedicó a importantes proyectos de investigación arqueológica de Honduras centrándose en Copán” (Miguel Rodríguez, Instituto Hondureño de Antropología e Historia: 72 años). En el discurso inaugural, Núñez Chinchilla dijo que el instituto, se “encargará de organizar, coordinar, velar, conservar y superar nuestra tradición y nuestra historia”. Y reconoció que “desde el 28 de enero de 1845, sino antes, nuestros gobiernos prestaron atención y se interesaron por la conservación de los monumentos arqueológicos e históricos del país. Emitieron leyes, decretos y celebraron contratas especiales para la restauración de dichos monumentos, singularizándose las que se refieren a las valiosas Ruinas de Copán”

II


Por los hechos ocurridos en el cierre del Congreso Nacional, Policarpo Bonilla y otros diputados guardaban prisión en la Penitenciaría Central ubicada en el barrio la Hoya, de Tegucigalpa. “La noche del 27 de julio de 1905 fue escogida por los enrolados en el plan para conseguir la evasión del doctor Bonilla. El centinela del torreón de la esquina suroeste de la Penitenciaría estaba entendido que la hora de su turno, esa noche, se realizaría la evasión. El doctor Bonilla fue provisto de una lima muy fina para que cortara los barrotes de una ventana y cumplía cuidadosamente su faena cuando, por el impedimento de su brazo debido a la herida recibida en la campaña de 1893, se le cayó de las manos un fragmento de metal produciendo un ruído delator. Estuvo presto a colocar en su sitio el fragmento antes dicho, pero ya el Director de la Penitenciaría, coronel Fernando Rivas, había dado la alarma y había llamado al Comandante y Gobernador de Tegucigalpa, general Alfonso Gallardo, quien llegó al centro penal acompañado de cerca de 300 hombres de tropa. Se practicaron minuciosos registros, se descubrió que había sido limada la reja y de nuevo se impusieron grillos al gran político y estadista que saldría de la prisión, el 28 de febrero de 1906, con las huellas perdurables del celo gubernamental por mantenerlo tras los barrotes” (Víctor Cáceres Lara, Astillas de Historia, 235)

III

“La campaña electoral para elegir al sucesor del presidente general López Gutiérrez, había quedado de hecho abierta desde el 10 de julio de 1922. El doctor Paulino Valladares desde las columnas de su diario El Cronista, perfilaba la personalidad política del doctor y general Tiburcio Carías Andino, mientras en los altos círculos oficiales los interesados barajaban nombres de entre los más allegados. Los familiares del gobernante se reunían en intimas tertulias para decidir cuál debería ser la política más acertada a seguir ante el problema que ya se planteaba inevitable. El cuñado del presidente, licenciado y general Carlos Lagos se había enamorado ciegamente de la presidencia, y en su conquista agotaba sus habilidades y energías en idas y venidas, intrigando con unos y con otros en busca de una solución que lo colocara virtualmente en posición para suceder legalmente al hermano político, a pesar de la oposición terminante y legal que ofrecía la Constitución del 94, con el que López Gutiérrez regía los destinos hondureños. Los hermanos Lagos discutieron primeramente la posibilidad de que el general López Gutiérrez hiciera entrega de la presidencia 6 meses antes de terminar su periodo constitucional en el vicepresidente doctor José María Ochoa Velásquez, para, de esa manera proclamar como candidato por el Partido Liberal al licenciado Carlos Lagos, eliminando así a los posibles aspirantes perfilados en dicha agrupación política. Pero se desistió de este plan y se concibió el de proclamar la candidatura del doctor Vicente Mejía Colindres, amigo íntimo y de la confianza de la familia Lagos” (Lucas Paredes, Drama Político de Honduras, 288)

IV

La guerra librada entre El Salvador y Honduras en julio de 1969, desbarató el modelo centroamericano de desarrollo económico que tantas esperanzas había despertado entre políticos nacionales, economistas y observadores internacionales. Honduras, pese a su escaso desarrollo económico, menor que el salvadoreño, estaba necesitada en mejorar su situación, necesitando democratizar sus instituciones políticas, preservar la unidad nacional para evitar que la crisis desbordara nuevamente las instituciones. “El ministro de Economía y hacienda, Manuel Acosta Bonilla, presentó a sus colegas centroamericanos, el 21 de julio de 1970, el llamado Modus Operandi, que estaría vigente hasta que se lograra la reestructuración total de la integración económica del istmo. La justificación para implementarlo se basaba en el hecho de que las oportunidades de crecimiento económico habían sido desiguales entre las cinco naciones. En términos relativos, las ventajas derivadas de la integración habían sido diferentes para cada uno de sus miembros, si bien estas diferencias se explicaban por las distintas estructuras productivas y el tamaño de cada país, la desigualdad se agravaba porque no se siguieron los preceptos y las orientaciones originales del programa integracionistas, que suponían un desenvolvimiento conjunto y armónico en materia de desarrollo económico y, en particular, en el crecimiento industrial y agropecuario de la región” (Mario Argueta,  Dos Golpes y una guerra, Tegucigalpa 2023, pág. 228)


V

“El 11 de julio de 1960 se decretó establecer tres medallas de oro que llevaran el nombre de medalla 12 de Julio y las que se otorgaran el 12 de julio de cada año, a los tres guardias civiles que, por su conducta intachable al servicio de la institución, se hagan merecedores de ella”. (Alexis de Oliva, Los Gobernantes Hondureños, Tomo II, pág. 60) En esa fecha, el Director de la Guardia Civil, era Alonso Flores Guerra y el Director de Investigaciones Aguilera, concuño del presidente de la República Ramón Villeda Morales. Para entonces, el Puente Carías, había cambiado de nombre; y se le conocía en la prensa oficial, como puente “12 de Julio”.

VI


El 25 de julio de 1956, en plena huelga general, se efectúan las elecciones de la FEUH, Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras. “La disputa fue entre dos frentes, el FDU que postuló a Jorge Arturo Reina y el FAR que postuló a Ángel Augusto Morales. FDU, significaba Frente Democrático Universitario y el otro era el Frente de Acción Renovadora. La elección la ganó el FDU, con la siguiente planilla: Presidente Jorge Arturo Reina Idiáquez; Secretario General, Armando Chinchilla; Secretario del Interior, Salvador Lobo López; Pro secretario del Interior, Ramón M. Cardona; Secretario del Exterior, Erdulfo Laínez Mejía; Prosecretario del Exterior, Luis A. Palomo; Secretario de Finanzas, Céleo Arias Moncada; Prosecretario de Finanzas, Aroldo Santos Mejía; Fiscal, Armando Mejía Durón; Primer Vocal, Ezequiel Escoto Manzano; Segundo Vocal, Eduardo Villeda Soto; Tercer Vocal, Manuel Álvarez; Cuarto Vocal, Carlos Suárez; y, Quinto Vocal, Adrián Ortega”. Según Diario El Cronista, el torneo electoral de la FEUH fue ejemplar. Había madurez en comprender que la contienda interna en la Universidad era entre compañeros, que el choque principal era contra las fuerzas de la dictadura. La toma de posesión de la Junta Directiva de la FEUH, cómo lo recuerda uno de los protagonistas, “fue clandestina y el acto de entrega se produjo prácticamente en la clandestinidad, porque nuevamente se había librado orden de captura de los recientemente electos. El traspaso de la presidencia fue muy sencillo. Después de la juramentación correspondiente, el Presidente saliente, José Lardizábal Galindo, me entregó las llaves de la oficina y de los archivos y rindió cuentas a la tesorería entrante. En caja había alrededor de 125 lempiras. Eso es suficiente, comentamos jocosamente, para mantener la huelga por la democracia y la autonomía universitaria. Y así resultó”. (Juan Ramón Martínez, El Asalto al Cuartel San Francisco, el día que la juventud hizo temblar a la dictadura, págs. 119, 120)

VII


El 25 de julio de 1977, un avión de la Fuerza Área Hondureña, sobrecargado, se precipitó a tierra mientras despegaba del aeropuerto de la ciudad de Yoro. “Se argumenta que los pilotos desorientados y fatigados, tomaron la decisión de despegar en sentido contrario, de norte a sur, en vez de hacerlo de sur a norte, que era el sentido correcto debido al desnivel del terreno. El avión no logró ganar la altitud necesaria y, con uno de sus motores fallando, se estrelló en un terreno montañoso cercano” (Osman Guardado, En el Cementerio de Yoro, descansan las víctimas del accidente aéreo de 1977, “El Comejamo”, 25 de julio de 2024, Olanchito, Yoro)

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