UN DECIR, HECHO REALIDAD 30 AÑOS DESPUÉS EN TEGUCIGALPA

 Juan Manuel Aguilar Flores


Lo que expongo como titular fue el sentir y pensar del Sr. José R. Castro en 1967.  “Tegucigalpa tiene dos coeficientes esenciales de esos casos que no se pueden obtener con todo el oro del mundo: su clima y paisaje. Sus altos estribos dan una irregularidad tan pintoresca, que sólo hemos visto igual en ciudades de Rio de Janeiro y en Salvador, la capital del Estado de Bahía en Brasil. Solamente la falta de mar, camino abierto a todos los horizontes del mundo y que se coloque una gigantesca imagen a la ciudad...”. La colosal imagen de Brasil construida por personalidades francesas y brasileñas en 1922, inaugurado el 12 de octubre 1931. Actualmente la referencia de la figura colosal del “Cristo del Picacho” construida en 1997, inaugurándose al año siguiente, en el paraje “El Picacho”, del cerro Sapusuca, tal como se le denominó en documentos coloniales e incluso en mapa topográfico de la ciudad de Tegucigalpa de 1889, publicado por Antonio R, Vallejo en 1893. Para afianzar más lo expuesto, ver José Reina Valenzuela “Síntesis histórica de Tegucigalpa” Tomo I, publicación del Concejo Metropolitano del Distrito Central (1981). Pág. 117.

Nota Cristo del Picacho. Tomado de El Heraldo. Teg. 15/9/21.

-Revista Extra No. 20, año II, Teg. 1967. Reproducido por “Antología. Elogio a Tegucigalpa”, 1978- Publicación del CMDC. Pág., 357.

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